El cineasta iraní Asghar Farhadi es una de las más importantes revelaciones de los últimos años, y hoy uno de los más grandes cineastas del mundo. Dos películas insuperables (La separación y A propósito de Elly) y otro puñado de producciones honestas y sólidas (Beautiful City, Fireworks Wednesday, El futuro) han sido suficientes para que sea considerado un referente y una figura siempre presente en los más importantes festivales internacionales. La separación se llevó el Oso de Oro en el Festival de Berlín, así como el Oscar a mejor película extranjera en 2012. Sus esmerados dramas familiares, su impactante dirección de actores y su capacidad para poner el dedo en la llaga presentando conflictos extremos y temáticas acuciantes, lo convirtieron en un creador imprescindible y un notable expositor de los grandes problemas de nuestros tiempos.
Farhadi está otra vez nominado. Su nuevo filme compite en la categoría de mejor película de habla no inglesa, y algunas predicciones colocan a El viajante como una de las favoritas, cabeza a cabeza junto a la alemana Toni Erdmann, de Maren Ade. Pero sin embargo el cineasta ya ha anunciado que no estará presente en la ceremonia del 26 de febrero. ¿Su razón?: las políticas con respecto a los refugiados de la administración Donald Trump. El director pasaría a ser uno de los afectados por las medidas antiinmigración por las que se impide a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (entre ellos Irán) el ingreso a territorio estadounidense. Aunque es muy probable que el gobierno de Estados Unidos hiciera una excepción respecto del cineasta invitado por la academia, éste se ha adelantado a los acontecimientos, anunciando este pasado domingo que no viajará a ese país.
Farhadi emitió un comunicado en el que señala: “Humillar a una nación con el pretexto de proteger la seguridad de otra no es un fenómeno nuevo en la historia, y siempre ha sentado las bases para la creación de una división y enemistad futuras. Expreso mi condena a las condiciones injustas impuestas a algunos de mis compatriotas y a los ciudadanos de los otros seis países que intentan ingresar legalmente en Estados Unidos de América, y espero que la situación actual no dé lugar a más división entre las naciones”.
Por su parte, un portavoz de la academia se pronunció con un discreto aunque claro discurso: “Como apoyamos a los cineastas –y a los derechos humanos de todas las personas del mundo–, nos resulta extremadamente preocupante que Asghar Farhadi (…) junto con el elenco y el equipo de la película nominada al Oscar este año, El viajante, pudieran ser excluidos de entrar en el país debido a su religión o país de origen”.
Año tras año siempre hay ausencias en la ceremonia. Ya sea que alguno de los nominados falta por razones políticas, por fuerza mayor o por simple rechazo a la competencia; a veces estos vacíos llaman más la atención que si la persona estuviera presente y se esmerara con un contundente discurso.
Entre los famosos que rechazaron premios Oscar está George C Scott, quien dijo que prefería quedarse en su casa viendo hockey que asistir a la ceremonia. Similar desdén manifestó Woody Allen, cuando dijo haberse olvidado de asistir porque estaba tocando el clarinete en su club, y también el cineasta John Ford, quien una vez puso la excusa de no ir porque estaba pescando; luego de rechazar ese Oscar por Viñas de ira, se abstuvo también de recibir otros tres. En cuanto a Katherine Hepburn, en ninguna de las cuatro ocasiones que ganó la estatuilla consideró pertinente abandonar sus vacaciones para asistir a la gala.