El marketing se multiplica con el paso del tiempo. Estamos en la era del marketing sensorial o experiencial, o “neuromarketing”, como más guste. En abril de 2016 Pilar Manzanares publicaba en El País de Madrid: “Vivimos en la era de los sentimientos. Atrás quedó la época en la que las razones prácticas bastaban para vendernos un producto. Hoy necesitamos que las cosas que compramos nos hagan sentir bien, que nos convenzan de que son fundamentales en nuestras vidas y de que, por supuesto, la mejoran. Comunicar (con el objetivo de vender) desde la neurociencia no es decir sino hacer sentir: es el nuevo marketing”.
La tendencia implica utilizar olores agradables, música envolvente, luces que resaltan lo que tienen que resaltar y ocultan lo que conviene.
En agosto de 2015 Amanda Platell publicaba en el Dailymail.co.uk un llamativo experimento. Un mismo vestido era utilizado en diez de las tiendas más importantes de Gran Bretaña, y una misma chica se sacaba una foto frente a los espejos de los probadores: la diferencia entre las fotografías es grande; según la autora parecen diferentes personas, dependiendo del lugar. Platell señala: “Encontramos el vestido perfecto, lo probamos, nos queda genial. Entonces nos vamos a casa y cuando nos miramos en el espejo descubrimos que es un desastre”.
Alba Carreres (@LaBabilababi), inspirada por una periodista rusa que había hecho algo similar, publicaba en Vice.com (abril 2016) su experiencia en los probadores de varias tiendas de moda en Barcelona. Sacó fotografías de su reflejo en el espejo demostrando que factores exógenos a su físico hacían que se viera mejor o peor, dependiendo de las luces, el espejo, la “teatralización” del lugar.
Nunca estuvo claro si las tiendas de ropa usan en sus probadores espejos que estilizan la figura femenina o si se trataba de una leyenda urbana. Pero gracias a Internet es fácil develar el misterio: hay empresas que venden espejos deformantes para seducir almas femeninas que penan por su aspecto. La empresa Theskinnymirrors.com vende espejos con la consigna de ser “una solución ideal para probadores. La sutileza, creíble, del reflejo adelgazado mejorará la actitud de los clientes, de su imagen corporal y del comportamiento de compra, incrementando las ventas en general”.
Más que un espejo, un verdadero milagro…