El triunfo pírrico de los socios civiles del terrorismo de Estado no aseguró ni el perdón ni el olvido, y a medida que pasa el tiempo se extiende cada vez más la conciencia de que la sociedad debe liberarse de esas ataduras.
Las
revelaciones recientes –las confesiones de Gavazzo y Silveira sobre los
crímenes de la dictadura, los intentos (fracasados) de instalar una búsqueda
“acotada” de los desaparecidos, la reivindicación del terrorismo de Estado, que
sobrevive en las nuevas generaciones de oficiales “leales” al pasado y que
obligó al pase a retiro de ocho generales– demuestran que aquel triunfo pírrico
de Julio María Sanguinetti contra el voto verde en el referéndum de 1989 será,
para la posteridad, la mancha más notoria y disolvente en el currículo de este
lobo disfrazado de cordero so...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate