Hay mujeres pariendo solas, contra su voluntad y contra la ley. Hay mujeres que paren con barbijo y mujeres que paren sin él. A menudo con más miedo, porque al de siempre se le sumaron la soledad y el miedo al contagio. En algunas instituciones médicas la pandemia refuerza malas costumbres, en otras subraya las buenas. En todas, el rito de recibir al recién nacido ya es otra cosa. Y hay abuelas que están inventando cómo dulcificarlo de nuevo.
Carmela conoció el
mundo exterior el 24 de mayo y su nacimiento no tuvo complicaciones. Pero desde
que se decretó la emergencia sanitaria la rutina de sus padres de asistir
juntos a los controles del embarazo se vio abruptamente alterada. “Fue sin
previo aviso, llegamos e íbamos a entrar como a todas las demás consultas y me
dejaron afuera”, dijo Este...
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