El anuncio del gobierno sobre el decreto de rotulado de alimentos devela la pugna en la interna del gabinete y sus intereses contrapuestos: el lucro empresarial y la salud. En los hechos, aunque se mantendrá el etiquetado, las empresas tendrán una nueva prórroga y un cambio en sus etiquetas que desoye a los múltiples actores que trabajaron año y medio en la regulación.
Que falta evidencia
científica. Que nadie comprará el producto. Que se perderán fuentes laborales.
Que hay que optar por un etiquetado que no “estigmatice” el alimento. Que el
plazo para adaptarse a la regulación es insuficiente. Que no hay tiempo para
imprimir los pegotines. Que la normativa debe “armonizarse” con la del Mercosur. Que el costo del rotulado se
trasladará a los consumidores.
Los argumentos y amenazas esgrimid...
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