Medias tintas sería la expresión correcta para definir la posición de la mayor parte de las autoridades uruguayas consultadas respecto a la construcción –casi finalizada– del emisario del Sistema Riachuelo, un túnel que se adentrará 12 quilómetros en el Río de la Plata y arrojará los residuos cloacales e industriales de casi 6 millones de habitantes de 13 municipios de la ciudad de Buenos Aires. El proyecto, que comenzó en 2009, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, costó 1.200 millones de dólares, de los cuales 840 millones fueron parte de un préstamo otorgado por el Banco Mundial al gobierno argentino, el más grande de la historia del país vecino. El emisario en cuestión entregará el mensaje recolectado a lo largo de 30 quilómetros de túneles distribuidos en el margen...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate