Quinta-preta es un medio de comunicación patrocinado por la Universidad Federal de Paraná y coordinado por Tania Mara Pacífico, pedagoga y magíster en Educación. Moderaron la actividad Lucimar Días y Aline di Giuseppe, en representación del Núcleo de Estudios Afro Brasileños de la Universidad Federal de Paraná, la Superintendencia de Inclusión, Políticas Afirmativas y Diversidad de la misma universidad, y el colectivo ErêYà. El evento comenzó con dos canciones sobre la negritud y las raíces africanas interpretadas por un artista local brasileño. La introducción ofreció la perspectiva para abordar el proyecto El vestido más lindo del mundo, que consiste en un libro, una muñeca –hecha como modelo de la protagonista del libro– y un taller que convierte la lectura en una experiencia colectiva.
Una niña llamada Naiat recibe de su madre un vestido que no le gusta, por lo que recorre las casas de sus vecinas y sus amigas buscando ayuda. Las mujeres con las que se encuentra la van decorando con zapatos, un peinado, accesorios y detalles, hasta que, finalmente, siente que tiene «el vestido más lindo del mundo». La niña termina con un vestido que le gusta, repleto de valores y riquezas colectivas, porque encontró contención y apoyo en la gente que la rodea. Se trata de «un homenaje a las mujeres artesanas afrouruguayas», dijo Porto Casas. Naiat es una niña que se apoya en las personas de su entorno frente a una dificultad y aprende el valor de la red comunitaria.
La primera edición de El vestido más lindo del mundo es una pieza única de artesanía. El libro, que nació como un producto autogestivo y con edición artesanal, tiene como materiales cartón, pintura, retazos de tela, botones y lana. La segunda edición, con la que se hacen los talleres, publicada por Artesanas Uruguayas Producciones, consiste en fotos del objeto-libro original. Para hacer el primer libro primó la moraleja del cuento: el valor de trabajar desde el reciclaje y «lograr algo maravilloso con base en retazos». Las tres creadoras concuerdan en que en el libro se destaca «el aporte social de las mujeres afro y la riqueza del trabajo colectivo», al mismo tiempo que «se trabaja el tema de la discriminación y el racismo». Al inicio era solamente el libro, pero en seguida se sumó la muñeca. Esta es, en su fabricación, el fiel reflejo de las ideas transmitidas en la literatura. En el armado de cada muñeca participan seis mujeres afro de distintas generaciones.
A partir de la obtención de fondos estatales y con el apoyo de la Casa de la Cultura Afrouruguaya, el proyecto pudo continuar hasta lo que es hoy: una propuesta de talleres para primaria en la que se comparte el cuento y se trabaja con la muñeca protagonista para hablar de racismo. «La idea era llegar a las escuelas y pintar colores de piel marrones», recordó Porto Casas. En los talleres, que se realizan según la demanda de los padres y las madres de las escuelas, «la idea era hablar con los niños de los colores de piel […], los pelos y las diferencias». Concuerdan en que «el libro es una herramienta para fortalecer la identidad de las culturas africanas, algo que no está en los programas escolares».
Luego de la visita a un centro educativo, tanto el libro como la muñeca quedan como parte de la biblioteca para ser utilizados con distintos grupos, por lo que el proyecto puede extenderse más allá de sus creadoras. Las tres destacaron la importancia de trabajar con las infancias sobre el racismo y las problemáticas de las mujeres. Porto Casas mencionó que en todas las imágenes hay tres o cuatro mujeres negras: una forma de establecer referencias y ayudar con la identificación. El libro busca que las personas afrodescendientes se identifiquen como tales y que identificarse como afro deje de considerarse una desventaja. Actualmente, la situación sanitaria paró la realización de los talleres, por lo que se están buscando nuevas maneras de insertar la imagen afro en las escuelas.
Tanto Di Giuseppe como Pacífico destacaron que es posible pensar a Uruguay como un país de imagen europea en Sudamérica, pero que, a pesar de eso, al visitarlo vivenciaron experiencias de militancia afro en el espacio público. Mónica dos Santos concordó con ambas en que el racismo en ambos países aún es estructural: «No se está pudiendo construir un movimiento fuerte. Está el desafío de unirnos en lucha contra el racismo en las escuelas, los trabajos y los centros de salud». Manifestó que la autoidentificación racial continúa siendo una preocupación, sobre todo en la frontera con Argentina, y que, en ese sentido, el taller y el libro buscan iniciar la conversación e instalar el tema.
Días remarcó la presencia casi exclusiva de mujeres en el libro y el hecho de que sea la historia «de una niña que se va haciendo más fuerte», y preguntó si existió alguna intención feminista detrás de su creación. Mónica dos Santos contó que este primer libro nació antes de su formación en literatura infantil, por una necesidad del entorno y de sí misma de reflejar la realidad desde el punto de vista de una niña negra. Mucho de lo que surgió de esa creación no fue pensado de antemano: al trabajar en el proyecto con otras mujeres, empezó a ver sus distintas aristas. «En Uruguay la resistencia es sostenida por los movimientos de mujeres», agregó Porto Casas.
Pacífico quiso saber cómo el «artesanato, la literatura y los talleres ayudan a la conversación del racismo en Uruguay» y si alguna ley obliga a los centros educativos a incluir contenido de historia afro en primaria o secundaria, como ocurre en Brasil (y otros países, como Estados Unidos con el conocido Black History Month). Las entrevistadas respondieron que no existe tal legislación en Uruguay, y Mónica dos Santos relacionó esta carencia con la demanda de talleres y actividades para docentes. Hizo referencia a la guía del Ministerio de Desarrollo Social, que da insumos para trabajar la racialización, pero aclaró que «depende de los docentes incluir referentes negros, pues no se maneja una bibliografía oficial ni nada parecido».
Finalmente, Pacífico preguntó cómo surgió Nzingas, el colectivo al que pertenecen las tres invitadas. Nzingas es un emprendimiento colectivo que comenzó en 2003 en Mundo Afro, porque la crisis de 2002 obligó a muchas mujeres afrouruguayas a explotar alternativas de ingresos. Mónica dos Santos trabajaba con artesanía brasileña, se acercó y se encontró con muchas mujeres. Nzingas mantiene ese espíritu hasta hoy: el de ser un lugar para mujeres afro que necesiten iniciarse en el proceso de «construir economía a través del trabajo de sus manos». En ese sentido, es mucho más que un emprendimiento económico: además de crear productos culturales, difunde la cultura afrouruguaya y promueve encuentros. En el espacio de trabajo de Nzingas, en Enlace Cowork, se realizaron algunos talleres para que los docentes pudieran replicar El vestido más lindo del mundo en sus centros de estudio y trabajar el tema del racismo.