Imaginate lo que es esto cuando llueve», dice Gerardo, que nos recibe en la entrada de tierra. El lugar se ha despoblado bastante desde la última visita de Brecha. La tranquilidad agreste todavía es parte del ambiente, pero el paso del invierno y de la Policía dejó sus marcas en el asentamiento Nuevo Comienzo, al norte de Santa Catalina. De las más de 700 familias que había en abril –cuando hicimos la primera visita–, quedan 390.
Desde las primeras ocupaciones, en enero de este año, en el enorme espacio delimitado por los caminos Burdeos (al sur), San Fuentes (al norte), Dellazoppa (al este) y Ferrés (al oeste), los vecinos han seguido un derrotero marcado por las amenazas de desalojos masivos, las incursiones de los uniformados y el ruido constante de las hélices del helicóptero policial ...
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