Venezuela regresa a la actualidad política, este domingo, con la elección de un nuevo Parlamento, la unicameral Asamblea Nacional, que, previsiblemente, cambiará de manos: el oficialista Partido Socialista Unido (PSUV) del presidente Nicolás Maduro será mayoría. La oposición que apuesta por convivir con el PSUV rasguñará algunos de los 277 escaños en juego y los principales grupos y líderes opositores, vencedores de la elección parlamentaria de hace cinco años, serán expulsados del capitolio y deberán rediseñar su estrategia. Las listas del PSUV están encabezadas por dos de los alfiles de Nicolás Maduro: el militar retirado Diosdado Cabello y el exministro de Comunicación Jorge Rodríguez, además de la esposa del mandatario, Cilia Flores, y su hijo, Nicolás Maduro Guerra.
En plena pandemia, el PSUV ha hecho mítines con cientos o miles de partidarios en algunos complejos deportivos, mientras que sus rivales apenas reúnen pequeños grupos, realizan caminatas y visitan hogares en algunos barrios. Las encuestas, el Observatorio Electoral Venezolano y la conferencia de obispos católicos coinciden en subrayar que «no existe clima electoral» en este país. La encuestadora Datanálisis no sólo registró, en octubre-noviembre, que apenas un tercio de la población estaría dispuesto a ir a las urnas, sino que el 60,4 por ciento se consideran independientes, frente al 12,3 por ciento que se reconocen oficialistas y el 26,8 por ciento que se reconocen opositores. Si los opositores «duros» se abstienen de modo militante y los independientes se desinteresan por la elección, Maduro va camino a conseguir una mayoría muy amplia en el nuevo Parlamento y reunir así, en un solo puño, todos los poderes del Estado venezolano: el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial, el Electoral y el Ciudadano, que integran la Fiscalía, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo, más el apoyo constante de la Fuerza Armada.
En la arena internacional, unos 50 gobiernos de América, Europa y Asia-Pacífico desconocen a Maduro –aunque la mayoría en la Organización de las Naciones Unidas lo reconoce– y consideran, hasta ahora, que la elección de este domingo es espuria, como lo será el nuevo Parlamento. Algunos gobiernos ya adelantaron que seguirán reconociendo como presidente legítimo de Venezuela al joven opositor que ha presidido la Asamblea Nacional, Juan Guaidó. Guaidó y varios partidos de oposición –prácticamente ilegalizados, con sus sedes intervenidas y su militancia mermada–, los centristas Voluntad Popular y Primero Justicia, y los socialdemócratas Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, escriben, a su manera, el epílogo de la jornada del domingo: han convocado a una consulta para que la ciudadanía rechace esa elección parlamentaria y diga que apoya seguir presionando para desalojar a Maduro del poder, conformar un gobierno de transición y convocar nuevas elecciones. Un resultado posible es que se convierta en aval para producir en el exilio un gobierno opositor apenas se instale la nueva Asamblea «madurista» el 5 de enero de 2021.