Frutas Planetas
Frutas Planetas es el proyecto de música para niños de Marcos Abramovich y Jacinta Luna. Su primer disco (notable) es de hace seis años. También tuvieron espacios televisivos. Este segundo disco se vincula a uno de esos programas de televisión, Receta recitada, de Canal 4. La idea era fantástica: entre música y algo de danza y juego, enseñaban recetas de cocina a los niños y las preparaban junto a ellos. La revisión de los criterios de crianza de los niños viene llevando a rechazar los criterios “utilitarios” (qué puede aportar el niño a la familia) y a privilegiar los aspectos emocionales y de supuesta preparación para la vida adulta. Con todo lo positivo de este proceso, un efecto colateral negativo es que los niños tienden a acomodarse en el rol de pasivos receptores de lo que necesitan o desean, y la inercia resultante dificulta inculcar una sensibilidad de colaboración con el hogar. Receta recitada iba en el sentido de contagiar lo que hay de creativo, de juguetón, de divertido y de dadivoso en la tarea de cocinar, y lo hacían con alegría, chispa, simpatía y mucha música. Era como achicar la brecha entre la cigarra y la hormiga.
Este disco* trabaja canciones que proceden de aquellos programas o son compatibles con ellos. Algunas tratan aspectos generales (el placer de cocinar, la higiene, los cuidados, dejar la cocina limpia al final). Pero la mayoría lidia con alguna receta en particular. La conexión del plato con la canción es variada: puede venir de la homonimia (los olímpicos sugieren hablar de deportes olímpicos), de juegos de palabras (escón con “es con” o granola con “gran ola” –y de aquí arribar a lo playero y por ende a un calipso–), de los contextos culturales (una parodia de tarantela para la muzarela, una chamarrita para lo folclórico de los ñoquis de los 29), de juegos sonoros (la percusividad de la palabra “pan” derivando en un scat), y por ahí va.
El paquete es un lujo: aparte de una ficha técnica muy completa, están todas las letras, y para cada letra-receta está también la receta propiamente dicha. Hay también un glosario de los términos culinarios empleados. Este mini Crandon para súper principiantes está adornado con preciosos trabajos gráficos de Federico Canale Nin (uno, y bien elaborado, para cada receta; el librillo es más bien un librito, con sus 51 páginas.)
Las canciones tienen clima de fiesta e invitan a cantar juntos y a bailar. La estirpe musical de Abramovich (autor de todos los temas) es “tuquera”. No es una música compleja, y casi siempre se circunscribe a especies definidas: candombe, marcha-camión, reggae, funky, samba, salsa, hot jazz. La sonoridad es bien llena: base beat de batería, bajo y guitarras, más percusión, teclados, vientos, coros adultos e infantiles. Las canciones son promedialmente breves, pero muchas (22 surcos). Algunas se dejan llevar por el placer de la repetición de determinado giro rítmico-armónico y permanecen sus buenos minutitos, componiendo un programa no tan fraccionado. Hay mucho swing, todo tiene sabor y hay momentos preciosos. A mí me gusta especialmente “Avenitas de naranja y miel”, una marcha-camión difícil de cantar con sus saltos ascendentes, y un estribillo bien contrapuntístico sobre una armonía nostálgica. Y los candombes “Es con lo que quiera” y “Ala la eo” (éste combina la regularidad rítmica de la base, la melodía también rítmica pero interrumpida, unos coros volados, una línea de clarinete y unos gritos marcando el pulso, generando un clima increíble).
Uno suele hacer música para niños cuando ya es adulto, y la referencia infantil más a mano suele estar en la propia infancia, generando por esa vía la extraña permanencia, generación tras generación, de referentes que, algunos, remiten a la Edad Media (princesas, castillos, hadas). Frutas Planetas escapa de eso, lo plantea sobre una base fresca, y cuando viene de usar metáforas las hace para niños reales, de hoy, hablando de astronautas y Google Earth. Pero el disco no se cierra en el mundo infantil: adultos de espíritu juguetón y alma tuquera van a encontrar aquí mucha belleza, alegría y vitalidad (y, quién sabe, alguna receta útil). La producción es muy buena. Los músicos que participan son demasiados como para nombrarlos, pero son de primera.n
* Receta recitada, independiente, 5285-2, 2012.