—Si uno busca información del espectáculo, no encuentra más que la breve gacetilla y algún que otro video cortito en la cuenta de Instagram de la banda…
—El misterio es parte del concierto. No sabíamos cuándo íbamos a poder tocar. Se había programado en junio, luego en julio, luego agosto, luego 6 de setiembre y ahora finalmente el 11. Era tan posible que no saliera que decidí no contarle a nadie y cuando llegó el momento de tomar decisiones estéticas y de comunicación, me pareció que el camino tenía que ser el mismo por el que veníamos. Me parece bueno que la gente que vaya no sepa con qué se va a encontrar y se entere ahí.
—¿Cuál será la formación instrumental?
—Es Eté y Los Problems con una banda que armamos con Nacho Algorta, formada por un cuarteto de cuerdas, tres vientos de La Vela Puerca y vibráfono. Nacho en algunos momentos va a estar en piano. Por lo general no vamos a estar todos todo el tiempo. Vamos a estar pasando por el repertorio de siempre, con algunas canciones que hace tiempo que no están en nuestros shows. Nacho se escuchó todos los discos, fuimos eligiendo y de ahí empezamos algunas canciones de cero, arreglándolas desde la base nomás. Algunas no tienen nada de los arreglos originales.
—¿Cómo nació el proyecto?
—Nació por el lugar. Habíamos metido varias noches en La Trastienda con aforo reducido y pensamos a qué otro lugar podríamos, en un solo show, llevar todo el público que generalmente convocamos. Las posibilidades eran el Teatro de Verano o el SODRE. Yo quisiera hacer un Teatro de Verano como debe ser y no con aforo controlado y la gente sentada. Entonces elegimos el SODRE. No tenía sentido hacer el mismo show que habíamos hecho en La Trastienda, había que hacer algo que fuera exclusivamente para el SODRE. Yo había tocado solo una vez ahí, como invitado de No Te Va Gustar, y Nacho también estaba. Como ambos tocábamos en una sola canción, la mayor parte la pasamos en el camerino conociéndonos. Cuando apareció la idea de tocar en el SODRE, allá por diciembre, me acordé de él y le propuse hacer algo que le hiciera honor al lugar, pero que nosotros todavía tuviéramos un poco el control de la organización, porque si convocábamos a toda la orquesta, eran 60 contra seis. Terminamos con un grupo a medida, con gente con la que ambos hemos trabajado.
—La elección del instrumental te lleva a cierto lugar. ¿Cómo decidieron esto?
—Nos juntamos una vez con Nacho con un piano y empezamos a intercambiar. Cuando llegamos al tema «El éxodo», rápidamente coincidimos en lo que queríamos, y fue el tema fundacional del proyecto, que, de hecho, es el que aparece en los videos. La versión original ya tiene varias partes, a las cuales se les sumaron algunas compuestas para este proyecto, algo que terminó sucediendo con varias otras canciones. Fue un tema en el que aprendimos cómo íbamos a seguir laburando, y después todo se hizo mucho más fácil. Elegimos las canciones por alguna idea particular, armamos un boceto de más o menos qué iría en cada momento, creamos algunas melodías juntos o por separado, y finalmente Nacho se encargaba de orquestarlo.
—Entonces hubo una fuerte revisión de los arreglos originales.
—Los desarmamos todos. La idea era tomar la canción como es, desarmarla en partes, ponerlas en la mesa junto a los instrumentos y ahí ver qué juega. Muchas veces no era sumar, sino quitar para dejarle espacio al instrumental nuevo. De hecho, hay temas que se desarmaron por completo. Uno que era con toda la banda ahora es piano y trompeta. Fue un proceso largo y a mí me exigió muchísimo. Mis canciones ni las escribo y acá tuve que volver a leer música para poder entender qué estaba pasando. Si quiero poder más, voy a tener que ponerme a estudiar. Eso es enriquecedor y te da otra visión de la música.
—¿En este trabajo con Nacho también hubo diálogo con el resto de la banda?
—Cuando llegamos a algunas ideas concretas, se las presentamos a la banda. Hubo varias instancias en las que Nacho iba a escuchar, proponer algunas ideas. Hay cosas que él proponía que las tomábamos y otras las adaptábamos. Me parecía muy importante que se mantuviera Eté y Los Problems como es. La forma de laburo, si bien cambió mucho, nos tiene que gustar a todos. Pero se dio muy naturalmente. Nacho se entendió con todos.
—¿Y con los otros músicos? Porque ellos entraron en algo que ya tiene su historia.
—Yo tenía un poco de miedo de cómo iban a tomar la música, pero fácilmente nos relacionamos y se coparon. Aparte son muy buenos, aprenden rápido, leen a primera vista. A los diez minutos de estar juntos ya estaba sonando. No sé cómo se sentirán en el fondo, porque no sé cómo son con otras cosas, pero todo parece suceder de una manera muy enriquecedora para todos. Además, Nacho es muy bueno dirigiendo y organizando todo. Para la banda es un trabajo de rigor, de disciplina. Es como un arte marcial lo que estamos preparando.
—¿Hubo alguna referencia musical para llevar a cabo esto, incluso estética?
—Al principio con Nacho habíamos hablado algo, pero rápidamente lo dejamos. Solo para algunas cosas, por ejemplo, si había algo escrito que yo no entendía, él me daba alguna referencia para aclarar. Yo originalmente había pensado en Berlin, de Lou Reed, y en Paris 1919, de John Cale, pero eso fue cuando hablamos por primera vez, por teléfono. Le mandé esos discos, él entendió a qué iba y nunca más volvimos a hablar de ello. El resto de las charlas eran de la estética específica para este show. Nacho lo definió como «rock del siglo XIX».
—Siendo un proyecto tan diferente a lo que vienen haciendo, con tanto tiempo de trabajo, ¿sentís que es el comienzo de algo?
—Yo creo que es una cosa muy puntual, pero estaría bueno poder hacerlo cada tanto. Lo que más me gustaría sería llevarlo a los teatros del interior. Pasa que el show es carísimo, está muy por encima de lo que podemos. Si no aparecía Gaucho como productora, no salía. Pero sería lindo repetirlo. Cada dos años cambiamos el repertorio y se vuelve a hacer. ¡Hay cosas que ensayamos desde marzo y ahora lo vamos a tocar una sola vez! Pero en principio sería solo por esta vez. No creo que sea el nacimiento de algo. La verdad que lo próximo que me gustaría sería que reabrieran Bluzz Live y hacer varios toques como los de siempre, con toda la gente amontonada.
1. Las entradas se pueden adquirir a través de Tickantel.