Hay movimientos en la interna blanca. Se ven en la órbita dirigencial y por debajo de esa línea. Se reflejan en los encuentros en el Patio de los Lamas y en la elección del directorio del Partido Nacional del año pasado. Ante estas dos circunstancias, una cosa parece clara: para competir con el herrerismo, el wilsonismo –o los sectores que quedaron en minoría en la última elección nacional– deben reorganizarse.
Una frase se repite como mantra en filas nacionalistas: «El wilsonismo está presente en todos lados». Pero quienes asumen el legado de Wilson Ferreira Aldunate están desperdigados y la constitución de un ala que los aglutine aparece como una necesidad para el futuro del partido. La cuestión parece ser si este despertar wilsonista está alineado a una serie de acuerdos programáticos o...
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