Italia vive, por primera vez en su historia republicana (empezada el 2 de junio de 1946), un verano electoral. Anteriormente siempre se votó en los meses de la primavera boreal y, aunque la novedad no parezca sensacional, es probable que contribuirá a la creciente desafección de los italianos que cada vez votan menos y con más desilusión.
A la caída del gobierno encabezado por el antiguo presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, el presidente de la república, Sergio Mattarella, no tuvo dudas y actuó sin perder tiempo: utilizó el poder que le otorga la Constitución, disolvió las cámaras con unos seis meses de antelación y convocó a comicios en la primera fecha posible, el próximo 25 de setiembre. Todo apunta a que, para el polo que se va construyendo alrededor del Partido Democráti...
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