Los principales indicadores sociales y macroeconómicos reflejan que, al cierre del período de gobierno, la cosa no termina de marchar del todo bien. No es ni por asomo una situación comparable con la realidad que sacude la vecina orilla, pero sí se advierten de manera clara variadas insuficiencias. El aumento de la pobreza infantil –que alcanza a uno de cada cinco niños– y del número de personas en situación de calle aparecen como los datos más crudos para graficar el panorama. Aunque es posible añadir en la misma lista las cifras que muestran el rezago educativo persistente, la cantidad de familias que viven en asentamientos o los problemas que transversalizan la seguridad.
Las variables macro de la economía, de igual modo, no sugieren grandes luces. Aun cuando desde el Poder Ejecutivo se...
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