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A la cabeza

Nike anunció el próximo lanzamiento al mercado de un hiyab. Para muchas personas se trata de un paso revolucionario, ya que el uso de esta prenda facilita y estimula la participación femenina en el mundo del deporte. Otros acusan a la firma de oportunismo comercial y de “capitalizar el patriarcado islámico poniendo su marca en un casco de castidad”.

En medio de una crisis económica mundial que trajo consigo el aumento de la xenofobia, la firma Nike anunció el próximo lanzamiento al mercado de un hiyab –prenda tradicional que algunas mujeres musulmanas usan para cubrir su cabeza– especialmente diseñado para hacer deporte. El “Hiyab Pro”, cuya creación curiosamente fue anunciada el 8 de marzo, saldrá al mercado en 2018.

Durante muchísimos años instituciones deportivas de todo el mundo han rechazado el uso del hiyab por múltiples motivos. Por un lado, existe una brecha de género que perjudica la presencia femenina en el deporte, alimentada por el sexismo, la discriminación y la explotación de la imagen de la mujer en el marketing deportivo. Basta con observar una jornada de los últimos Juegos Olímpicos para notar que en cualquier disciplina femenina el atuendo deportivo es mínimo y sumamente ajustado. Por otro lado se discute sobre la seguridad física de las deportistas musulmanas; el uso del hiyab suele estar restringido, como sucede con el uso de collares, pulseras, anillos y caravanas. La diferencia del uso de este velo con cualquier otro objeto o símbolo es el peso religioso, lo que lleva a que muchas mujeres abandonen toda actividad deportiva debido a esta restricción.

La inquietud por crear esta prenda no es nueva, ya que en 2002 la musulmana Ruqsana Begume, campeona de la disciplina Muay Thai, boxeo típico tailandés, se dio cuenta de que era necesario crear un velo que fuera cómodo para practicar deportes. Fue así que a pesar de que ella no lo usaba, creó su propia línea. Antes de Begume, ya había otras mujeres que lo habían pensado. Una de ellas fue la diseñadora danesa Cindy van den Bremen, que fundó Capsters en 2008, una empresa especializada en hiyabs adaptables a distintos deportes.

A Nike el proceso de creación de la pieza le insumió 13 meses. Para evitar cualquier riesgo de ahorcamiento y asfixia por tironeos, y para mantenerlo debidamente colocado en la cabeza como el Islam lo exige, “el Hiyab Pro está hecho de una sola capa de poliéster fino y tiene pequeños agujeros para hacerlo transpirable”, como explica el texto sobreimpreso en el anuncio. Además van a ser presentados en una gama de colores oscuros y neutros. Según la patinadora de Emiratos Árabes Zahra Lari, modelo elegida para la promoción, el producto es cómodo: “He probado tantos hiyabs diferentes para el rendimiento deportivo, y muy pocos realmente me funcionaron. Pero una vez me lo puse y salí a dar una vuelta en el hielo, quedé impresionada por el ajuste y su liviandad”.

Para muchas personas se trata de un paso revolucionario, ya que el uso de esta prenda facilita y estimula la participación femenina en el mundo del deporte, principalmente la de aquellas pertenecientes a los círculos más radicales del islamismo. Otros acusan a Nike de oportunismo comercial y de “capitalizar el patriarcado islámico poniendo su marca en un casco de castidad”.

Tras despertarse la polémica en las redes sociales, deportistas musulmanas han salido en su defensa. Amna Al Haddad, levantadora de pesas de Emiratos Árabes manifestó en su cuenta de Instagram: “Hay un fenómeno reciente en el que las mujeres han expresado que lo necesitan y muchas profesionales han luchado por su derecho a competir con un pañuelo en la cabeza en condiciones de igualdad. Esto ha salido en las noticias y no puede ser ignorado”. Al Haddad considera que existe una nueva generación de mujeres que buscan productos más sofisticados para poder competir en igualdad de condiciones con sus compañeros: “Yo apoyo a las mujeres musulmanas con o sin velo, su forma de vestir es su elección”.

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