De 1947 a 1969 muchas cosas pasaron. Los rojos disputaban el mundo con los yanquis, desde Gagarin, primer cosmonauta en el espacio, hasta Armstrong, que dio aquel pequeño paso para el hombre que significó un gran salto para la humanidad. Analog Science Fiction and fact se editaba mensualmente en ese período, y por la revista desfilaron ilustres de la ciencia ficción como Isaac Asimov y una inmensa cantidad de seres de dudosa procedencia que llegaron a la Tierra con distintos intereses. Actividades paranormales se documentaron en distintos puntos del globo y la fuerza aérea de Estados Unidos escribió 130 mil páginas investigando ovnis en el llamado proyecto Libro Azul.
De 1969 hasta hoy muchas otras “paranormalidades” habrán ocurrido y cada cual tendrá su baúl de memorias más o menos insólitas. Pero la lucha de un hombre, que a fuerza de tenacidad e insistencia logró que su misión por saber más y descubrir qué ocultaba el gobierno en materia de ovnis fuera exitosa (o casi), es una particularmente llamativa entre la infinitud de esas historias.
John Greenwald compiló 10 mil Pdf en su sitio web Blue Book Collection. Una ovniteca que documenta archivos secretos en lo concerniente a avistamientos de estos aparatos. El compilador ofrece su testimonio en el documental Fastwalkers (una pieza de prodigioso mal gusto y dudosas fuentes), que promete develar los mayores secretos guardados por la humanidad. El video no lo ayuda, junta varios clichés de las teorías conspirativas en la web con la falta de rigor y jerarquía en la presentación de los datos, y la música dramática de dominio público.
Su curiosidad surgió un año después de la clausura del proyecto Libro Azul (que no arrojó ningún dato significativo), cuando se enteró de un avistamiento en Irán en 1970. Pasó 15 años llenando solicitudes al gobierno para obtener información (más de 5 mil peticiones).
Greenwald pudo apreciar con amargura cómo el trabajo de su vida, esa inusual colección de documentos descargables, fue quitado de la web por el gobierno cuando su popularidad iba en acenso: bajaron el contenido alegando que la propiedad intelectual de los documentos no le pertenecen. Él se defiende planteando que la ley de información pública lo habilitaba a exhibirlos.
De 1969 a hoy lo paranormal caló hondo, en gran medida gracias a la entrañable serie The X files. En su capítulo “Anazasi”, un hacker anarquista (que guarda similitudes con Greenwald por la información que posee y porque desea “saber la verdad”) le ofrece a Molder los originales desclasificados del gobierno en materia de ovnis, escritos en navajo (idioma usado por la armada en sus comunicaciones durante la Segunda Guerra Mundial).
En la serie, Scully era la forense –la pragmática– y Molder el parapsicólogo –creía en la existencia de alienígenas y estaba determinado a probar una conspiración del gobierno–. Ante el cierre del sitio de Greenwald cada uno sabrá con qué postura y con qué personaje se identifica, pero con respecto a los ovnis permanece aún una frase, una enigmática sentencia presente en el comienzo de muchos capítulos de The X files: “la verdad está ahí afuera”.