Al compás del cambio - Semanario Brecha

Al compás del cambio

Nadie más en Uruguay viene produciendo tantos discos con material nuevo como Rossana Taddei. Y son todos distintos, cada uno con su concepto particular, con su rango especial de sonidos, ampliando el alcance de esa intérprete y creadora ecléctica, aventurera y poderosa.

Este comentario del nuevo disco de Rossana Taddei ya estaba agendado para este número, y así de yapa lo coordinaba con el aviso de su breve gira por Rocha.1 Y justo me llega el aviso de que está lanzando un llamado de crowdfunding por idea.me para otro disco más.2 Caramba, creo que nadie más en Uruguay viene produciendo tantos discos con material nuevo como Rossana. Y son todos distintos, cada uno con su concepto particular, con su rango especial de sonidos, ampliando el alcance de esa intérprete y creadora ecléctica, aventurera y poderosa.

Semillas3 es un disco de versiones de canciones hispanosudamericanas. Rossana las hace esencialmente con dos acompañantes (ambos excelentes): Alejandro Moya en bajo, guitarra y teclados, y Gustavo Etchenique en batería y percusiones. La propia Rossana, aparte de sobregrabar múltiples voces en unos coros fantásticos e insólitos, se desempeña en diversos instrumentos (guitarras, bajo, acordeón, teclados, clarinete) que ella ejecuta en forma técnicamente rudimentaria pero adecuada a los arreglos. Fernando Cabrera participa en guitarra y/o canto en cinco de los surcos. Hay sólo un par de intervenciones de otros músicos invitados.

Hay cuatro temas uruguayos, tres chilenos, tres venezolanos y dos argentinos. Son fuentes establecidas en la música uruguaya: la canción venezolana se incorporó al paisaje sonoro local a través de Los Olimareños, y la chilena sobre todo a partir de Viglie-tti. Argentina siempre estuvo en el desarrollo de la música local. Dos de las canciones venezolanas puntuales que interpreta ya tienen antecedentes locales (“Curruchá” por Rubén Olivera, “Tonada de ordeño” por Luis Trochón), y tres de las canciones uruguayas (“Río de los pájaros”, “Ky chororo” y “Negrita Martina”) son standards grabados varias veces por músicos de distintas generaciones.

Hecho ese gesto de continuidad, Rossana hace otros de ruptura. Para empezar, su canto aparece en este disco en forma especialmente comedida, desdramatizado, claramente diferenciado del enfoque de cuando el latinoamericanismo quería insinuar el llamado a la revolución. Tanto en el canto como en los arreglos, aquí la cosa se juega más a nivel del goce musical que del dolor o la lucha. Algunas canciones cambian incluso radicalmente de significado: “Río de los pájaros” está hecho como reggae, y la onomatopeya de la torcacita está cantada con un timbre grotesco que puede tomarse como una humorada irreverente o como desafío deconstructor, pero que en todo caso se escapa radicalmente del estereotipo de ternura que suele vestir esta canción. Pese al predominio de autores “folcloristas” y “nueva canción” (Violeta Parra, Víctor Jara, Cuchi Leguizamón, Sampayo, Viglietti) el disco arranca con algo totalmente por fuera de ese canon (una canción de Cerati del 2009, que es quizá lo más cercano a un cóver estricto en el disco, salvo por el toque brillante de las flautas tocadas por Inés Dabarca, que ayudan a acercar el tema al referente folclorista inherente a su ritmo hemiólico). La versión de “Negrita Martina” cita melodías de John Lennon. Y como máximo gesto travieso, el programa termina con un tema de Peter Gabriel: la versión es instrumental, así que no rompe el dominio absoluto del castellano, pero perturba la cómoda descripción que intenté arriba (“disco de versiones de canciones hispanosudamericanas”).

Casi todas las versiones son “recreaciones”: muchas veces se reinventa el ritmo básico del tema (“La petaquita”, que es en compás de 3, está hecha mayormente en 5; “Juana y José”, que es en 5, está hecha en 3; “Negrita Martina”, que era en 4, está hecha como zamba, en 3, y “Río de los pájaros”, que era en 3, está hecha en 4). La armonía de “Casamiento de negros” está simplificada y, en cierta forma, banalizada, pero en cambio la de “La petaquita” está modernizada. “Tonada de ordeño” está tan transformada que se puede decir que es una música nueva, tanto que mi dejo chovinista pro uruguayo se lamenta de que Rossana no haya querido poner letra propia a esta bella música y plantar en el suelo del cancionero nacional la bandera de una nueva gran canción.

 

  1. Jueves 23 en Panes & Peces (Punta del Diablo), viernes 24 en el Club La Pedrera, sábado 25 en Aloe Village (La Paloma).
  2. www.idea.me/proyectos/48880/rossana-taddei-proximo-album
  3. Bizarro, 6708-2, 2016.

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