Al servicio de la revolución - Semanario Brecha

Al servicio de la revolución

El Oscar lo viene evitando hace rato: desde que en 1994 obtuvo su primera nominación por ¿A quién ama Gilbert Grape?, tres veces más Leonardo di Caprio vio pasar la estatuilla rumbo a las manos de un vil competidor. En 2004 fue nominado por El aviador, en 2006 por Blood Diamond y en 2013 por El lobo de Wall Street. Pero los premios fueron respectivamente para Jamie Foxx, Forest Whitaker y Matthew McConaughey. Ahora se perfila como un buen candidato por su abnegada labor en El renacido, pero el británico Eddie Redmayne (La chica danesa) es, según se cree, el favorito que esta vez podría arrebatarle la estatuilla.

Como para demostrar que a sus 41 años los desafíos le siguen sentando bien, el actor manifestó el 16 de enero en una entrevista con el diario alemán Welt am Sonntag que le gustaría interpretar a alguna personalidad rusa, como Putin, Lenin o Rasputin. “Creo que debería haber más películas sobre la historia rusa, porque Rusia tiene muchos personajes y relatos dignos de Shakespeare”, señaló. Al día siguiente al actor le estaba llegando un ofrecimiento por parte del histórico estudio ruso Leningrad Film para interpretar a Lenin en una próxima producción.

Pero si bien la idea provocó encendidos entusiasmos en filas del cine ruso, los que manifestaron su rechazo inmediato fueron los miembros del Partido Comunista de la Federación Rusa (Pcfr). Sus argumentos son los previsibles, casi medio siglo de Guerra Fría ha sido suficiente para desarrollar una visión reacia a que sea justamente un estadounidense quien interprete al líder de la revolución bolchevique: “Enviamos hoy una carta a Leningrad Film expresando que si ellos le dan la posibilidad, se realizarán protestas y acciones de desobediencia junto a la entrada del estudio, y no les dejaremos entrar”, señaló a la agencia Ria Novosti Serguéi Malinkovich, miembro del Comité Central del Pcfr. Considera que el actor “no tiene ninguna base moral para interpretar a Lenin”, y propone: “Encuentren un actor ruso, ¿acaso no tenemos los nuestros?”.

Lo que no ha pasado desapercibido a partir del episodio es el asombroso parecido de Di Caprio con el prócer ruso, tanto en su vida adulta como en su misma infancia. Di Caprio de hecho es de origen eslavo, ya que su abuela materna, Helene Indenbirken, emigró a Alemania desde Rusia. Pero a pesar de que el actor habla muy bien el alemán, habría que ver cómo se las arregla para reflotar la lengua de sus otros ancestros.

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