Un águila de piedra corona la barranca como un trofeo de honor a la belleza agreste del paisaje. El mar es su platea, cambiante, nuevo y desafiante. A cada lado del monumento señorial, los barrancos son alas desplegadas de arena y sueños. Hablan de la energía de un alquimista italiano que decidió construir un lugar de meditación y reunión para coordinar voluntades en pos de permanentes aventuras. La fuerza de las olas se ha encargado de aislar su egregia y alta cabeza, erguida sobre un buche de piedra que sirve de escenografía a la playa más linda de la Costa de Oro. Andan por ahí las caminatas creativas de Luis Trochón, la poesía popular del Sabalero, las miradas enamoradas de Natalia.
A pocos pasos de la ruta y frente a la bahía más ancha y calma del Plata, un águila se levanta como un símbolo imponente, que asombra a los visitantes y enamora a los lugareños. El símbolo de un dios pagano que nos cautiva jugando con el tiempo. Descender por su serpenteante bajada de madera hasta la playa es transitar de asombros un recorrido natural y hermoso.
Mucho más que un paseo, visitar el Águila de Villa Argentina es una aventura romántica y sencilla, popular y exclusiva. Bienvenidas y bienvenidos al Águila. Su corazón late entre soles y vientos salados, esperando contagiar su amor por la libertad.