Este es el segundo año en que Brecha ofrece a sus lectores un anuario con la recopilación de sus mejores artículos, una idea que tal vez llegó tarde para un semanario que en 2020 celebrará sus 35 años. La selección de textos y fotografías –que no escapa a la subjetividad de los editores– pone en evidencia nuestras obsesiones, investigaciones y reflexiones. Aquí están los temas que han aparecido este año, pero también aquellos que se repiten a lo largo del tiempo y permiten al lector consecuente del semanario trazar continuidades que ayudan al análisis y a la comprensión global de los asuntos.
El año electoral, por ejemplo, evidenció que, aunque con un poco de rezago, Uruguay no es ajeno a la tendencia regional y mundial: el oficialismo perdió las elecciones (aunque no estrepitosamente, gracias a la gimnasia de las bases frenteamplistas); la derechización del electorado desplazó a la izquierda radical del Parlamento, que, a su vez, le dio la bienvenida a un partido verde; un par de empresarios tuvieron sus minutos de fama durante la campaña, y se consolidó una ultraderecha que formará parte del gobierno de coalición.
Desde marzo, las inquietantes facciones de Guido Manini Ríos se volvieron cada vez más frecuentes en los medios, a partir de la difusión de los fallos de los tribunales militares y su consecuente destitución como comandante en jefe del Ejército. Antes de eso, ya tramaba su candidatura. Como reveló Brecha, Manini participó en al menos dos reuniones políticas a espaldas del presidente, Tabaré Vázquez, que le dieron sus buenos frutos. El general retirado tendrá seguramente algo más que un papel de reparto durante la administración de Luis Lacalle Pou. No sólo porque su bancada parlamentaria es decisiva para darle gobernabilidad, sino también porque parte de su disputa política es en el campo discursivo. Su objetivo es claro y conocido: erosionar las subjetividades para restablecer el orden patriarcal y capitalista, como en la dictadura.