Avarinflación - Semanario Brecha
Cómo la codicia de las grandes empresas impulsa la inflación en Estados Unidos y Europa

Avarinflación

La idea de que las grandes empresas están remarcando sus precios muy por arriba de lo que demanda el alza de costos, para así hacer ganancias extraordinarias en plena crisis, era considerada hasta hace poco como una chifladura de la izquierda. Hoy la proclaman los bancos centrales europeos y los economistas del mainstream.

Supermercado en Austin, Texas. AFP, GETTY IMAGES, BRANDON BELL

Desde el principio de la actual crisis, economistas, medios y políticos de tendencia izquierdista en Estados Unidos y Europa vienen argumentando que el abuso empresarial es uno de los factores detrás del explosivo aumento del costo de vida en esas economías: que las empresas no solo están transfiriendo un aumento de costos de producción a los consumidores, sino que están aprovechando los titulares sobre la inflación para aumentar los precios más de lo necesario y, con disimulo, amasar cuantiosas ganancias.

Al comienzo esta denuncia fue descartada por el establishment como una excusa izquierdista para atacar a los empresarios. El año pasado Jeff Bezos tachó de «desinformación» un tuit del presidente Joe Biden en el que se sugería que aumentar los impuestos a las grandes empresas podía ayudar a bajar la inflación. Una de las columnistas del Washington Post (propiedad de Bezos) tildó la sugerencia de «retórica demagógica», cuyo uso por el gobierno podría empeorar la inflación. En la cadena MSNBC, fuertemente identificada con el electorado demócrata, los comentaristas económicos han expresado con alarma que son las propuestas de Biden para fortalecer los salarios las que agigantarán la inflación, y no las ganancias empresariales.

Mientras tanto, las ganancias de las grandes empresas en Estados Unidos vienen creciendo a niveles récord (Bloomberg informó, en agosto, que los márgenes de ganancia aumentaron  15,5 por ciento a mediados del año pasado, su mayor nivel desde 1950). Ejecutivos de empresas del rubro de la alimentación y los supermercados, como Kellogg’s, Hershey’s, MGP Ingredients y Kroger, entre otras, han proclamado abiertamente a sus accionistas que la inflación los está ayudando a hacer ganancias; en algunos casos, es la capacidad de fijar precios «lo que está detrás de la mayoría de –si no de todo– nuestro crecimiento neto», en palabras del CEO de Kellogg’s, una compañía que tuvo un aumento de sus ganancias de 54 por ciento entre 2019 y 2021.

Pero, como suele suceder, lo que alguna vez fue una locura de izquierdistas trasnochados ahora se reconoce como una realidad. Allí está el testimonio que dio al Congreso, en marzo, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Cuando el senador demócrata Chris Van Hollen le preguntó si los salarios podrían seguir creciendo de manera constante en un escenario de inflación bajo control y caída de las ganancias empresariales, Powell respondió que, efectivamente, esto era posible «a corto plazo». Fue una admisión importante: la estrategia antinflacionaria de Powell ha sido explícitamente la de «bajar los salarios», pero frente a la pregunta senatorial reconoció que los salarios pueden seguir creciendo si el país se encamina a salir de sus problemas de inflación, siempre y cuando las altas ganancias corporativas actuales caigan.

El reconocimiento de Powell vino dos meses después de que la entonces vicepresidenta de la Reserva Federal, Lael Brainard, dijera que «los salarios no parecen estar impulsando la inflación en una espiral precios-salarios estilo década del 70» y que es «la remarcación de precios en varios sectores» lo que está creando «una espiral precios-precios» (Brainard es ahora la jefa del Consejo Económico Nacional de Biden). En enero también se publicó un documento del Banco de la Reserva Federal de Kansas City que concluye que «el crecimiento del margen de beneficio fue una contribución importante a la inflación de 2021»: fue el responsable de hasta la mitad de la tasa de inflación de ese año.

Este análisis parece cobrar fuerza también en Europa. Reuters informó que, en febrero, 26 funcionarios del Banco Central Europeo (BCE) celebraron un retiro en Finlandia para discutir el asunto. Allí estudiaron datos que muestran un incremento acelerado de las ganancias empresariales que está superando el crecimiento salarial, en parte gracias a la capacidad de las empresas para fijar precios. Desde entonces, una gran cantidad de responsables políticos europeos han hecho declaraciones públicas sobre el tema, incluidos la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey.

En un discurso de marzo en Fráncfort, un miembro de la junta ejecutiva del BCE, Fabio Panetta, advirtió que «el comportamiento oportunista por parte de algunas empresas podría retrasar la caída de la inflación subyacente» y que «algunos productores han estado explotando la incertidumbre» creada por la inflación para aumentar sus márgenes de beneficio. «Deberíamos monitorear el riesgo de que una espiral de ganancias y precios pueda hacer que la inflación subyacente sea más rígida», instó.

Más tarde ese mismo mes, los economistas del BCE Óscar Arce, Elke Hahn y Gerrit Koester señalaron lo inusual de que las ganancias sigan aumentando a pesar de que la economía esté atravesando una etapa de desaceleración. Según su análisis, los aumentos de costos que las empresas han estado enfrentando para fabricar sus productos «han facilitado que aumenten sus márgenes de ganancias, ya que han hecho más difícil saber si la suba de precios es causada por costos más altos o por márgenes mayores». El trío concluyó que «el efecto de las ganancias sobre la presión inflacionaria está siendo excepcional desde una perspectiva histórica».

Esto parece ser reconocido en todo el Viejo Continente. Las autoridades de los bancos centrales de Polonia, Hungría y República Checa señalaron en enero los mismos puntos que los tres funcionarios del BCE, y advirtieron que «los aumentos de precios han excedido los aumentos de costos en varios sectores» y han contribuido a la inflación, al tiempo que prometieron estar atentos a una «espiral de ganancias inflacionaria».

Incluso algunos economistas de bancos de inversión privados están haciendo sonar la alarma. «La inflación actual es más un producto de las ganancias que de los salarios», escribió en noviembre el economista jefe de UBS Global Wealth Management, Paul Donovan, quien acusó a las empresas de «aprovecharse de las circunstancias para expandir sus márgenes de ganancia». En abril, Albert Edwards, estratega global de Société Générale, el tercer banco más grande de Francia, manifestó su incredulidad ante las formas «sin precedentes» en que las grandes empresas han usado las perturbaciones inflacionarias de los últimos años como una «excusa» para acumular «márgenes de beneficio por encima de lo normal». Edwards señaló en su blog que es necesaria una política de control de precios y advirtió, en un análisis que fue replicado por la revista Fortune, que este comportamiento de las grandes compañías, junto con el hecho de que los trabajadores estén pagando por estos excesos, podría «avivar el malestar social» y conducir al «fin del capitalismo».

En abril y mayo del año pasado, los senadores demócratas estadounidenses Bernie Sanders y Elizabeth Warren presentaron proyectos de ley para contener los aumentos de precios y recuperar parte de las ganancias empresariales obtenidas a través de estos. Sin embargo, el tabú que rodea este tema ha llevado a que los proyectos de Sanders y Warren no hayan prosperado. En cambio, el banco central de Estados Unidos persiste en una estrategia de guerra antisalarial y suba de las tasas de interés que llevará al país a la recesión, según reconocen sus propios economistas en las minutas de una reunión oficial celebrada en marzo y que fueron publicadas recientemente en su sitio web.

(Publicado originalmente en Jacobin. Traducción y titulación de Brecha.)

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