Los conservadores y la mayoría del laborismo votaron juntos el miércoles en Londres un proyecto de ley que habilitará al gobierno tory de Theresa May a dar el puntapié inicial en la salida de Reino Unido de la Unión Europea, en cumplimiento del resultado del referéndum del año pasado. La votación en primera instancia se definió por 498 a favor y 114 en contra. (La segunda tendrá lugar el miércoles 8, e irá muy previsiblemente en el mismo sentido; luego le llegará el turno a la Cámara de los Lores, el Senado.) Más de 40 diputados laboristas desafiaron la resolución oficial del partido y votaron en contra del proyecto, junto a los nacionalistas escoceses y los liberal-demócratas. “Defendí a la UE con pasión y sacrifiqué mi puesto en el gobierno por ello, pero debemos aceptar que estamos en una democracia y que la mayoría ha hablado”, comentó el ex ministro de Economía conservador George Osborne, que renunció a su cargo poco después del triunfo del Brexit, al justificar por qué dio su apoyo al proyecto que inicia el divorcio británico de Bruselas. Algo similar dijo el ex líder laborista Ed Miliband. Los planes de salida de la UE del gobierno debían ser presentados por May en la noche uruguaya de ayer jueves en un “libro blanco” específico, que sin embargo tendrá unas pocas páginas. Una vez que el Parlamento apruebe definitivamente el proyecto, cosa que sucedería antes de la cumbre europea del 9 y 10 de marzo en Malta, Londres y Bruselas iniciarán negociaciones, que se prevé duren unos dos años, hasta principios de 2019. Los sectores más a la derecha de los conservadores están preocupados por la manera en que se definan los controles de la inmigración, ya que hasta el momento Reino Unido se regía por las normas de la UE. Este país es, junto a Alemania, uno de los que más buscan los inmigrantes que han afluido en masa a Europa en los últimos años provenientes de países como Siria, Libia, Irak, Sudán y Eritrea.