De no haber sido grabada la anécdota con celulares, la historia no hubiera trascendido y se hubiese silenciado como tantas otras. Pero la viralización del video en el cual un par de mujeres se planta ante la policía en una playa de Necochea, negándose a taparse los pechos, y el siguiente y desmesurado operativo policial desplegado por ese simple hecho –cerca de veinte policías bajaron a la playa– llevaron a que la indignación se generalizara.
Y no es para menos, ya que en una situación aparentemente tan intrascendente se cuela un ejemplo de la discriminación de género y de cuánto pesa la diferencia en las libertades individuales. Mientras un hombre puede ir por la vía pública con el pecho descubierto, la mujer debe cubrirlo, por ser considerado un censurable objeto de deseo.
El vigente artículo 10 de la ley argentina 25.087 señala: “Será reprimido con multa de 1.000 a 15 mil pesos el que ejecutare o hiciese ejecutar por otros actos de exhibiciones obscenas expuestas a ser vistas involuntariamente por terceros. Si los afectados fueren menores de 18 años la pena será de prisión de seis meses a cuatro años. Lo mismo valdrá, con independencia de la voluntad del afectado, cuando se tratare de un menor de 13 años”. Pero el detalle es que la palabra “obsceno” es un concepto abierto, impropio de una ley penal.
Por fortuna esto fue algo que tuvo en cuenta el juez Mariano Juliano, del Tribunal Criminal 1 de Necochea, quien decidió archivar la denuncia por “carecer de relevancia contravencional”, y además pidió “prudencia” a la policía. Pero el magistrado fue más allá, al redactar un texto en el que justifica su resolución: “La defensa irrestricta de las libertades me lleva a posicionarme en favor de las mujeres que decidieron descubrir sus pechos, del mismo modo que apoyo las manifestaciones (tetazos) que ocurrirán en los próximos días en defensa de los derechos. Esa es una de las formas (en ocasiones la única posible) de provocar un debate sobre las cuestiones que nos conciernen”, indicó.
Las normas de recato hacia la mujer continúan una inercia sobreprotectora de antaño, y como tales pueden leerse como iniciativas del patriarcado. Muchos grandes generadores de opinión (Facebook, por ejemplo) censuran los pezones, partiendo de la base de que el recato moral es lo suficientemente extendido entre sus usuarios y pretendiendo también evitar quejas y escándalos. Por eso suena pertinente que los movimientos feministas impongan en su agenda la denuncia a un absurdo obsoleto, que sirva como contrapeso a esta inercia del pasado que tantos continúan. Las iniciativas mediatizadas ayudan a la concientización y al cambio.
En repudio a la represión policial, en los últimos días tuvieron lugar “tetazos” públicos en Necochea, Corrientes, Buenos Aires, Rosario y Mar del Plata.