Hace muy pocos meses se supo que un puñado de realizadores y productores –entre ellos Frank Marshall y Peter Bogdanovich–, habiendo conseguido el permiso de los herederos para culminar el inconcluso filme de Orson Welles The Other Side of the Wind, buscaban obtener de manera colectiva los 2 millones de dólares que implicaría el rescate. Entonces repiqueteó por todos lados el término crowfunding, que significa que muchísimas personas pueden aportar sumas de distinta entidad para lograr así el dinero necesario para un proyecto concreto.
Bien, ahora el cineasta uruguayo Walter Tournier, en pos de una suma infinitamente menor a la requerida por los continuadores de Welles, ha recurrido al mismo sistema para completar el dinero necesario para la realización de ¡Alto el juego!
La idea para este cortometraje, contó Tournier a Brecha, comenzó hace unos dos o tres años cuando se enteró de la cantidad de niños que morían por el conflicto armado en Siria. “Una cifra impresionante, más de 10 mil en aquel momento, y además no se detuvo, el número de niños muertos a consecuencia de esa guerra siguió creciendo. El choque que me produjo esa realidad me fue dando la idea de hacer un pequeño aporte sobre el tema, que no se refiere solamente a los niños de Siria sino a todos los niños que mueren en los conflictos armados. Así se fue gestando ¡Alto el juego!, un cortometraje de cinco minutos de duración, que no identifica lugar o protagonistas concretos, porque ese hecho tan cruel se repite en todos los tiempos de guerra”, señala el cineasta.
El relato comienza con una filmación en vivo en un supermercado, en el que hay una sección infantil donde se muestran numerosos juguetes bélicos –soldados, tanques, helicópteros, ametralladoras, etcétera–, y una maqueta de una ciudad semidestruida. Acercándose a la maqueta hasta que ésta ocupa toda la pantalla, ésta se transforma mediante la animación en un campo de batalla, y aparece un niño que se refugia en una caja con un perro tan asustado como él, mirando distintas instancias de violencia. Luego se regresará al supermercado donde la venta de juguetes prosigue, con las imágenes en stop-motion sobreimprimiéndose con las reales. La frase “En memoria de las infancias robadas por las guerras” culmina el cortometraje.
¡Alto el juego!, que se realizará con la técnica de los “muñequitos”, el stop motion, ganó en 2014 el fondo del Icau para cortometrajes de animación. Los 200 mil pesos que provee ese fondo no son suficientes para una técnica trabajosa como el stop motion, y para un tratamiento de posproducción que será significativo, ya que deberá amalgamar la animación con la filmación en vivo.
Es por eso que se decidió recurrir al crowfunding, lo que se hace en la plataforma Idea.me. ¿Cómo funciona eso? “Consiste en presentar un proyecto que necesita financiación, señalar el monto que se precisa y marcar una escala de los aportes que se puedan hacer. En nuestro caso, esos aportes van desde los diez dólares a los 1.000 dólares. El monto que solicitamos es de 15 mil dólares, y el tiempo de recaudación es de dos meses”, explica Tournier. Una característica de este sistema, continúa el realizador, es que recién cuando se llega a recaudar el 10 por ciento de la suma requerida el proyecto aparecerá en la página principal de Idea.me. Pero mientras tanto, quienes deseen conocer mejor el proyecto pueden acceder a él a través de http://idea.me/proyectos/32368/alto-el-juego, o en Facebook o Twitter con el nombre del corto. Para quienes no puedan ingresar al link, hay una cuenta en Abitab (52667) a nombre de ¡Alto el juego!
Si 1.500 uruguayos depositan apenas diez dólares, ¡Alto el juego! comenzará a hacerse realidad. Comenzará, no, porque ya comenzó. Sólo completará su camino.