Cachemira encerrada - Semanario Brecha
La embestida del gobierno indio a los pies del Himalaya

Cachemira encerrada

Ubicada en la confluencia de fronteras entre India, Pakistán y China, la estratégica región de Cachemira permanece en disputa. La zona controlada por India, hogar de unos 12 millones de personas, soporta ahora una intervención militar directa del gobierno central, que disolvió su autonomía y mantiene a sus habitantes en un brutal estado de sitio.

La policía india detiene a un ciudadano de Cachemira durante el toque de queda en Srinagar el 8 de setiembre / Foto: Afp, Tauseef Mustafa

Llegué a Cachemira el martes 1 de agosto, entusiasmado con estar en casa después de 11 meses afuera. Planeaba celebrar Eid1 con familia y amigos, hacer hiking, pesca y canotaje. Por encima de todo, quería pasar tiempo en el lago Dal. El calor agobiante de Delhi había consumido mi energía. Sólo las maravillas de Cachemira, su clima, sus montañas y sus lagos podían recomponerme. Pero, apenas dos días después, todo cambió. Cachemira se volvió una cárcel al aire libre y sus habitantes, prisioneros.

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Sábado 3 de agosto

Hoy hubo mucho alboroto en la estación de servicio. Los autos y las motos formaron una cola, al parecer interminable, más larga que cualquiera de las vistas antes. La gente empezó a llevarse la nafta en bidones.

“El rumor es que India va tener una guerra con Pakistán”, me dijo un hombre. “Es Dafah 370, artículo 370”, respondió otro. “Van a revocar el artículo, y si resulta ser cierto, esto va a ser otra Siria.” Durante los últimos días circularon rumores de que el estado de Jammu y Cachemira será dividido. El gobierno indio ha enviado miles de soldados más a esta región, que ya estaba fuertemente ocupada. Una orden oficial llamó a todos los turistas y los peregrinos hindúes a irse antes del 6 de agosto. Los trabajadores zafrales, la mayoría venidos de las regiones indias de Bengala Occidental, Uttar Pradesh y Punjab, se esfumaron de la noche a la mañana. En el aire hay una sensación de temor y ansiedad. Los cachemires están acostumbrados a las tácticas del gobierno indio y huelen que algo malo se cocina en el caldero de Nueva Delhi. Pero no saben exactamente qué es.

Mientras volvía en moto de la estación de servicio, vi escenas de pánico: largas y retorcidas colas frente a los cajeros automáticos. Gente haciendo stock de medicamentos como para seis meses, comprando cajas enteras, como si fueran caramelos o chocolates. Personas corriendo de acá para allá, sin razón aparente. Llegado a casa, empecé a leer La limpieza étnica de Palestina, de Ilan Pappé. En las noticias de la noche, el gobernador, que representa al gobierno indio en Cachemira desde la disolución de la Asamblea Legislativa cachemir en noviembre pasado, insistió en que el estatus autónomo de la región no está bajo amenaza. Cachemira está a salvo y segura, dijo, no hay de qué preocuparse. Eso sólo hizo que la paranoia aumentara. Si no es el artículo 370 lo que está en juego, ¿qué es entonces? ¿Nos van a bombardear?

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Domingo, 4 de agosto

Poco antes de la medianoche, me llegó un mensaje de mi primo, que vive en Chennai, en el sur de India: “¿Es cierto que a partir de mañana van a cortar los teléfonos e Internet?”. “Nadie sabe nada. Todo es tan impredecible acá…”, le respondí. A partir de mañana, sólo 350 celulares van a funcionar, me dijo. Las armas y las municiones de la policía de Jammu y Kashmir ya fueron confiscadas. Sólo la Fuerza Policial de la Reserva Central de la India estará armada. Me reí. “Tengo que dormir ahora. No les prestes atención a los rumores. No va pasar nada de eso.” Antes de dormirme, le pedí a Dios que nos proteja a todos.

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Lunes 5 de agosto

Por la mañana, me levanté en un mundo totalmente nuevo. No entendía por qué el tráfico no me había despertado, por qué el barullo familiar de los niños no me había interrumpido el sueño. Me restregué los ojos y miré el celular: sin señal. Me saqué de encima el acolchado y miré por la ventana. El camino estaba vacío, como un desierto. Las calles despobladas, las tiendas cerradas. Todo estaba envuelto por un silencio de muerte. Prendí la televisión. Error de red. Contacte a su operador de cable. La banda ancha, muerta. Lo mismo con Internet, la 118a vez en los últimos dos años.

Pocos minutos después, mi tío trajo las novedades. En el área habían impuesto un toque de queda estricto y el parlamento indio se preparaba para revocar el estatus semiautónomo de Cachemira. Mi tío había escuchado la noticia en la vieja radio a transistores que sonaba de fondo en la panadería. Sentí como si hubiera perdido un brazo.

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Miércoles 7 de agosto

Hoy apareció un canal local de televisión con más noticias. No puedo mirar. Los políticos indios dan discursos sobre cómo va a llegar a Cachemira el desarrollo económico tras la derogación del artículo 370. Pero es todo una farsa.

Hay miedo por todos lados. No logro dormir. ¿Y si todos los matones nacionalistas hindúes vienen a matarnos? Como en el pogromo de Guyarat de 2002, cuando Narendra Modi era el ministro en jefe de ese estado.2 Ahora que es el primer ministro de India, podría convertir nuestros huesos en cenizas fácilmente y nadie se atrevería a denunciarlo. India se ha vuelto un estado fascista, pienso enfurecido, y Narendra Modi es nuestro Mussolini.

Toda la población de Cachemira está encerrada en sus casas. Lo esencial, como la leche, la comida y los medicamentos, tiene que ser traído antes de las seis de la mañana o tarde en la noche. En casa, todos se miran los unos a los otros, desconsolados. Para los niños en edad de ir a la escuela es difícil concentrarse en los estudios. Mamá dice que es inútil cocinar dulces para Eid.

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Lunes 12 de agosto

Hoy fue Eid y todo parecía arder. La celebración es para recordar la fe que Abraham tuvo en Dios, que lo hizo sacrificar a su hijo por Él. Normalmente, muchas familias matan un cordero en Eid, pero pocas lo hicieron este año.

Esta mañana temprano hubo enfrentamientos entre manifestantes jóvenes y las fuerzas de seguridad. Los policías dispararon 13 proyectiles de gas lacrimógeno, que invadió el aire de la zona. Drones y helicópteros vigilaron los barrios durante todo el día. Fue imposible celebrar con tantas restricciones, ya Allah!

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Martes 13 de agosto

Mi padre dice que Modi derogó el artículo 370 porque falló en crear empleo e intenta distraer a la gente de la recesión económica que enfrenta India. Durante el rezo de la tarde en la mezquita, uno de los muchachos me comentó en voz baja: “Van a cortar la electricidad mañana. Tuvieron la compasión de dejarla hasta hoy porque no querían que la gente celebrara Eid en la oscuridad. Ahora quedarse en casa no tiene sentido, tenemos que pelear contra los opresores. Traeme un arma y te voy a mostrar cómo hacerlo”.

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Jueves, 15 de agosto

Es el día de la independencia de India. Estamos todos encerrados adentro. Pusieron más policías fuera de nuestra casa. Alguien dijo que los teléfonos de línea podrían funcionar, pero ni una sola casa en nuestra zona tiene un teléfono de línea que funcione. No se puede hacer una llamada telefónica o acceder a Internet en toda Cachemira.

Pasaron dos semanas desde la derogación del artículo 370 y la gente está destrozada. Nuestro vecino Fayaz toca el tambor todo el día y canta canciones de libertad. Me siento acompañado de prisioneros a punto de quebrarse.

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Domingo, 18 de agosto

Anoche al hijo de nuestra vecina Rosy se lo llevó la policía. Podía escuchar los gritos de Rosy desde mi cuarto. Más tarde, el oficial de policía le dijo: “Olvidate de que tenés un hijo, por un año como mínimo”. Un anciano del barrio murió por asfixia. Las fuerzas de seguridad habían disparado gas pimienta para adentro de su habitación.

Por las noches, cuando el toque de queda afloja, todos los hombres se juntan en el camino a protestar. Hay discusiones sobre todo lo habido y por haber: la guerra contra el terror, la guerra de Afganistán, la crisis en Yemen, las ambiciones de los nacionalistas hindúes de Modi. Y la historia de traiciones que Cachemira ha sufrido de India.

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Viernes, 23 de agosto

Tendré que volver a Nueva Delhi. Todo está perdido. Ahora sólo quedan restos.

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Ha pasado más de un mes y Cachemira sigue aislada del resto del mundo.

1.   Eid Al Adha, en árabe, “fiesta del sacrificio”, también conocida como “fiesta del cordero”. Es la celebración más importante del año musulmán (N de E).

2.   Entre 1.000 y 2 mil personas fueron asesinadas en el estado occidental indio de Guyarat entre fines de febrero e inicios de marzo de 2002, en una serie de disturbios locales. Académicos, gobiernos extranjeros y opositores denunciaron al gobierno estadual por estar detrás de la violencia y la masacre de musulmanes a manos de nacionalistas hindúes (N de E).

      (Publicado originalmente en Jacobin como “Kashmir Turned Into an Open‑Air Prison”. Titulación de Brecha.)

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