El nuevo disco1 de Claudio Taddei se titula Natural. Como él, que manifiesta su creatividad de muy diversas formas, en el álbum aparecen varios géneros, aunque siempre con una base clara en el rock. Es un disco personal, autorreferencial, con acotaciones que pueden despertarle empatía a cualquier emigrante uruguayo que recuerda su patria con algo de nostalgia. Hay temáticas románticas, reflexivas, y claros puntos de contacto con sus trabajos anteriores.
Desde su nacimiento, su país de residencia estuvo entre tierras suizas y uruguayas; hasta 2002, cuando por motivos de salud se asentó permanentemente en Europa. Además de su prolífica carrera como cantautor, Taddei se ha destacado como productor (por ejemplo, de La Vela Puerca en su debut con Deskarado) y como artista plástico. Estos cambios de rumbo frecuentes –y la pluralidad de manifestaciones de sus obras– hacen que Taddei sea un artista difícil de seguir.
Natural fue grabado entre el Norte y el Sur, participaron músicos de ambas partes del mundo y las idiosincrasias conviven con naturalidad y belleza. Es un disco con raíces uruguayas, pero que le pertenece al planeta Tierra, con canciones de todas partes. Empieza con un charango y un silbido, así nomás. Minúsculo pero atrevido, capta rápido la atención. Enseguida pasamos a un lenguaje mucho más claramente roquero que no abandonaremos por un buen rato, en el que suena un bajo que pega en el pecho con un riff que hace bailar los pies. Taddei abarca, con la amplitud de su registro –que aprovecha muy bien–, melodías a veces difíciles de cantar, pero en casi todas las canciones hay, además, un instrumento melódico dibujando un leitmotiv sencillo y memorable. Recién en el track 11, una nueva versión de “Dormite tranquilo”, los arreglos recuperan la ingenuidad del principio del disco. Es una versión con un sonido actualizado, bastante más roquera que la original, aunque muy respetuosa y tomándose las libertades exactas para que al escucharla podamos sentirnos en casa.
Es sencillo empatizar con la poesía de Taddei porque parece cantar lo que diría si estuviera charlando. La musicalidad de los versos a veces no encuentra su lugar en la rima, porque las frases salen como comentarios, pero eso no desentona. Esta verborragia suya, lejos de distraer o dificultar la comprensión, atrapa.
Natural, como la mayoría de los discos de intérpretes varones, carece casi por completo de participaciones femeninas. En este caso, hay solamente dos excepciones. Una es el bajo de Patricia Ligia en algunas canciones, groovero y acertado, y otra es la voz de Dana Taddei, hija de Claudio, que presta su dulzura para “Conservá tu luz”. La canción empieza sobre una base suave. Recuerda a Dido o Alanis Morissette de una forma muy personal. Su voz combinada con la de Claudio se empastan perfectamente. La conexión es clara y conmovedora: “Conservá tu luz sin perder el calor de tu alma”, reza la canción, y parece que se lo dicen mutuamente.
Este conjunto de “Grandes y pequeños éxitos desconocidos”, como el mismo autor lo define en la portada del disco, confirma una vez más la continuidad en la carrera de Claudio Taddei, un uruguayo del mundo, nostálgico crónico por añorar siempre algo lejano. Tal vez será eso lo que perpetuará su inspiración y nos traerá sus discos nuevos por mucho, mucho tiempo más.
1. Natural, Montevideo Music Group, 2019.