—¿Cómo surgió este montaje?
—Veníamos trabajando desde 2004, con Alejandra, en iniciativas musicales destinadas a familias que esperan un bebé o tienen niños pequeños, y luego incorporamos a Natalia. Comenzamos con un taller privado y extendimos la propuesta a Centros de Atención a la Infancia y la Familia (Caif), del Inau, centros de educación inicial y colegios. El espectáculo del próximo sábado coin-
cide con la grabación de nuestro primer disco cuyas canciones, si te quedás, podrás conocer (estamos en el Centro Cultural de España; me quedé a la presentación del compacto El juego se vuelve canción y no fui defraudado).
—De qué área proviene cada una y qué las reunió.
—Las tres somos musicoterapeutas; a Natalia para recibirse sólo le falta entregar su tesis. Es un trabajo enmarcado en la promoción de salud que potencia, mediante la música, vínculos intrafamiliares saludables. Madres y padres que acompañan a sus hijos no vienen a aprender canciones sino a construir con ellos lo que llamamos un ajuar sonoro, música que los conecta desde lo lúdico y lo emocional.
—¿El pasaje del taller privado a centros públicos de atención a la infancia modificó en algo el planteo?
—No, salvo mínimos ajustes.
—Es una población que impone otros desafíos.
—Sí, y que supo aprovechar la propuesta tal como venía.
—¿En qué notaron el aprovechamiento?
—Aprovechar no es la palabra adecuada, la borro; lo que intenté decir es que son sectores sociales que no acceden fácilmente a actividades de esta naturaleza y, en ese sentido, compartir canciones y juegos creados específicamente para ese encuentro les resultó gratificante. Lo notamos en sus reacciones y en que los educadores que los orientan nos pidieron que volviéramos.
—Una anécdota que recuerdes sobre cómo impactaron, por ejemplo, a nivel afectivo.
—Nos convocaron para la fiesta de cierre del ciclo de estimulación oportuna en un Caif y al año siguiente reiteraron la convocatoria, y de ahí inferimos que nuestro trabajo fue positivo, a distintos niveles. Nuestro medio carece de propuestas musicales para la franja etaria que va de 0 a 3 años.
—Están la actriz Carina Biasco y el músico Gustavo di Landro, que fundaron hace años una activa compañía uruguaya de teatro para bebés.
—Sí, me refería a propuestas centradas en la música, no en las artes escénicas.
—Describí, por favor, el espectáculo que estrenarán.
—Quince canciones funcionan como hilo conductor de una serie de actividades, juegos y manipulación de objetos que unen generaciones, porque admitimos toda la gama de “copilotos” familiares: tíos, primas, tatarabuelos. Cada uno participa desde su voluntad, y sus posibilidades.
—Todas las canciones fueron compuestas por ustedes.
—Sí, la mayoría por Natalia.
—Y hay una banda en vivo.
—Percusión, en realidad.
—¿En qué géneros musicales abrevan?
—Trabajamos hace años con la más clásica y posmoderna diversidad (risas). Hits de toda la vida, argentinos y uruguayos, comparten repertorio con una chamarrita, o una cumbia. Y las familias nos mantienen actualizadas contándonos qué escuchan en casa.
—En el imaginario de la clase media y en las góndolas de los hipermercados el único género apto para ambientar embarazos es el de la música sinfónica europea del siglo XVIII. Al introducir cumbia mueven el paradigma.
—El bebé en la panza percibe las sensaciones que experimenta la madre al escuchar determinada música. Si escuchar cumbia le produce placer, el hijo o hija recibe esa sensación. Igual, incorporamos a la cumbia una letra acorde con nuestra sensibilidad y nuestros objetivos. Y el compacto salió porque las instituciones a las que íbamos a cantar nos preguntaban si teníamos grabaciones para dejarles, ¿ves?, ese es otro indicador de receptividad.
—¿Qué edad tiene la carrera de musicoterapia en Uruguay y dónde está disponible?
—Tiene varios años, no sé cuántos; hay egresados de un instituto privado que la impartía pero cerró,y desde hace poco está disponible como licenciatura en el Instituto Universitario Cediiap (Centro de Docencia, Investigación e Información del Aprendizaje), una entidad privada. En el ámbito público no existe, lo que hay son carreras afines, como psicomotricidad o psicopedagogía; en Argentina, en cambio, la formación en musicoterapia tiene medio siglo. De hecho, las tres estudiamos allá.
—Como disciplina de la salud, ¿en qué basa su validez?
—Las áreas donde más se aplica en Uruguay son discapacidad, salud mental, alteraciones del desarrollo. No tengo ejemplos para citarte pero me consta que la casuística de efectos positivos, en todos esos campos, es alta.
—¿La medicina ortodoxa admite al musicoterapeuta en sus filas?
—Hay muchas resistencias por vencer. Los equipos interdisciplinarios de salud suelen verlo más como un “alegrador” de pacientes que como un profesional.
- El juego se vuelve canción, espectáculo musical participativo para familias con niños de 0 a 3 años, a cargo del grupo Ajó, experiencias musicales oportunas, integrado por Natalia Goldberg, Alejandra Goldfarb y Lili Ramos, con percusión de Pablo Leites y puesta en escena de Pablo “Pinocho” Routin. Sábados 9, 16, 23 y 30 de abril, hora 15, sala Delmira Agustini del teatro Solís.