¿Cineasta de culto, dijo? - Semanario Brecha

¿Cineasta de culto, dijo?

Jesús Franco, a todos los efectos “Jess” Franco, fallecido hace tres años cuando andaba por sus 82, pasará a la posteridad por ser uno de los cineastas más maltratados de la historia, y por hacer cine erótico y de terror –a menudo juntos en el mismo filme–, sin despreciar otros géneros.

Fue director de segunda unidad en Campanadas de medianoche (1965), de Orson Welles (se cuenta que para elegir al titular de tal cargo Welles se hizo proyectar fragmentos filmados de todos los directores españoles disponibles, y así fue que lo eligió a él). También fue el responsable de restaurar los pedazos del Don Quijote que el quijotesco don Orson dejara inconcluso. Asistió a Juan Antonio Bardem en la filmación del clásico español Muerte de un ciclista (1955), fue amigo de Henri Langlois, Fritz Lang le declaró su admiración y en 2009 fue homenajeado por un Goya a su carrera.

¿Estamos hablando de un respetable clásico del cine español? Quizá lo sea, pero nadie, empezando por él, le adjudicaría ese título. Jesús Franco, a todos los efectos “Jess” Franco, fue actor, guionista, productor, compositor, editor, director de fotografía y director de cine. Se recibió de abogado, fue músico de los que recorren pueblos con su banda, estudió cine un par de años en Madrid y luego optó por atiborrarse de películas en la Cinemateca Francesa. Se cambió el nombre porque la conjunción del Jesús con el apellido del “Caudillo” lo convertía en algo así como la quintaesencia española del franquismo. Fallecido hace tres años cuando andaba por sus 82, en todo caso pasará a la posteridad por ser junto con Ed Wood uno de los cineastas más maltratados de la historia, por hacer cine erótico y de terror –a menudo juntos en el mismo filme–, sin despreciar otros géneros, durante los años más represores de España, por ser el más prolífico –figuró repetidamente en ese rubro en el Guinness–: sus películas se cuentan, según distintas fuentes, en más de 200, y los más escépticos le atribuyen al menos 190. Algunos de sus títulos, recomendados como imprescindibles por uno de sus escasos pero empecinados cultores: Gritos en la noche (1961, pionera en mezclar erotismo y horror); Lucky, el intrépido (1965, de agentes secretos); Succubus, también tiltulado Necronomicon (1967, sueño erótico ambientado en una Lisboa irreal, que se proyectó en Berlín e hizo decir a Fritz Lang que era el único filme erótico interesante que había visto en su vida); Venus in furs (1969, inspirada en un solo de Chet Baker); El castillo de Fu Manchú (1968, cóctel de géneros); 90 mujeres (1968, mujeres encerradas en una cárcel); Las vampiras o Vampyros Lesbos (1970, poema de amour fou); El sexo está loco (1981, cine erótico desde el humor). Otros títulos citados: El conde Drácula (1969, con Christopher Lee, faltaba más), Aberraciones sexuales de una rubia caliente (1976), Jack the Ripper (1976, con Klaus Kinski), Miss Muerte (1965), “la más genial cruza entre el surrealismo de Buñuel y el cómic contracultural sixtie, escrito por el mismísimo Jean Claude Carrière (con la bellísima scream queer Susan Korda, alias de Soledad Miranda)”, según Página 12 en ocasión de la muerte de Franco, en abril de 2013. Al Pereira versus the Aligator Ladies, de 2012, y su continuación, Revenge of the Aligator Ladies, 2013, fueron sus últimas entregas. Con algunas curiosidades, como que sólo en 1974 hizo nueve películas en distintos países, récord que bajó en 1976, cuando apenas hizo seis.

No es fácil seguir el rastro de ellas, ni siquiera de un puñado. Por problemas de censura, varias de sus películas tuvieron versiones diferentes con títulos diferentes. Para más complicación, “el cineasta más impío junto a Luis Buñuel”, según el Vaticano de fines de los años sesenta, por los mismos motivos también firmó sus películas con diferentes nombres: Jess Frank, David Khune, Chuck Evans, Lulú Laverne, Clifford Brown, John O’Hara, Frank Hellman, Anton Martin Frank, Manfred Gregor, Betty Carter, Rosa María Almiral, Preston Quaid, entre varios otros. Más difícil aun es ver esas películas; ni en cable, ni en Dvd. Según el autor del citado artículo de Página 12, queda el consuelo de la web, donde se pueden encontrar Miss Muerte, She Killed in Ectasy y Vampyros Lesbos.

Se espera un Tim Burton que haga justicia a Jess Franco.

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