Por su propia naturaleza, los delitos sexuales tienen características específicas a la hora de ser judicializados. Las complejidades que entrañan han ido ganando espacio en la discusión pública, en sintonía con la reivindicación a nivel social de derechos y protecciones largamente postergados. Entre las dificultades que pueden obstaculizar el acceso a la justicia de las víctimas y el quiebre de la impunidad de los victimarios, se cuentan las barreras psicológicas y sociales para efectuar denuncias sobre eventos habitualmente traumáticos, y las asimetrías de poder constitutivas de las relaciones de abuso. También están los obstáculos para recabar evidencias sobre hechos que suelen suceder ocultos y en la intimidad, que se ven incrementados a medida que pasa el tiempo y se alejan las posibil...
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