Los Nadie (Del Museo), puesta de Lucho Ramírez a partir del poema homónimo de Eduardo Galeano y un texto del venezolano Youssef Abrache, abren camino a cinco monólogos a propósito de la falta de libertad que, en distintas circunstancias, sufren distintos personajes. Una muchacha cubana a quien se le exige donar sangre sea como sea, un joven sacerdote italiano envuelto en un caso de pedofilia, una humilde madre de estas tierras separada de su hijo, un árabe enamorado de un cristiano y una chica rusa que, al concluir sus estudios, es obligada a trabajar en un prostíbulo. Con la movilidad que imprime a sus tareas, Ramírez mantiene aquí al quinteto de actores que él mismo integra –junto a María Alejandra Jaimes, Damián Carballo, Camila Cayota y María Luz Viera– todo el tiempo en escena, ya sea desgranando la historia respectiva, apoyando relatos ajenos o uniéndose en los desplazamientos que el director y coreógrafo concibe para dar a entender lo que sostiene otro compañero y que, de una manera o de otra, los comprende a todos. El resultado, amén de la originalidad del lenguaje escénico elegido, impresiona por la humanidad que trasmite acerca de los irreparables extremos a los cuales puede conducir la carencia de libertad.
Las putas de Büchenwald (Victoria), escrita y dirigida por Sebastián Barrios, gira en torno a cinco mujeres de oficiales nazis a quienes la esposa de un comandante empuja a participar en una orgía en un campo de concentración en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Bajo los efectos del alcohol, el quinteto se desdobla en personajes que aluden al lugar y los hechos, al tiempo que llegan noticias de la proximidad de los aliados listos para irrumpir en el campo en cuestión. En todas y cada una de las siluetas femeninas involucradas, al tiempo que se aproxima el final de todo un período, asoman detalles que ilustran los diferentes grados de incomprensión y culpabilidad que éstas llevan consigo y acerca de los cuales deberán responder dentro de poco, un punto que, desafortunadamente, Barrios desarrolla de una manera por momentos tan errática que empalidece las conclusiones que el espectador debería extraer. Las actrices Pelusa Vidal, Virginia Méndez, Ileana López, Carolina Eizmendi y Sara Bessio, de todas formas, enfrentan las contradictorias aristas de las cambiantes siluetas a su cargo con entrega y energía.