—¿Cuándo empezaste a hacer Columnas quebradas?
—Quizá en 2009 o 2011; me atrasé, las películas hay que entregarlas en un año, nunca existió un documental que se entregue después del año. Fue muy complicado, lo que quería hacer lo fui tanteando, teniendo como insumo personal discusiones, pensamientos, todo muy complejo, porque la película está formada también por muchos recuerdos que son visuales, recuerdos infantiles que no están en la película pero marcaron toda la filosofía con la que se hizo. Ahí hay muchos antecedentes de pensamiento. En una época me dediqué a analizar una poesía, dificilísima, en alemán, de Paul Celan, que es toda insinuante y cuesta mucho entender. Había leído también muchas poesías de Brecht, me gusta mucho, tiene una concisión impresionante. Aquella, por ejemplo, “...
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