El Kaveri es uno de los siete ríos sagrados de los hindúes, cursos de agua legendarios liberados del demonio Vritrá por el rayo del dios Indra. Se dice que es ahí, en el Kaveri, donde el propio río Ganges va a lavar sus aguas para purificarse de todos los pecados de los hombres que se bañan en sus aguas. Hoy, lejos de aquellos tiempos mitológicos, el Kaveri está en el centro de una disputa hídrica que ya causó al menos un muerto y 400 detenidos. El conflicto enfrenta a las poblaciones de dos estados indios, Karnataka y Tamil Nadu, que en teoría comparten sus aguas pero que en la realidad no quieren ceder el uso de ese recurso.
Según la agencia AP, las protestas se desataron después de que la semana pasada un tribunal ordenó a Karnataka que otorgue 15 mil pies cúbicos por segundo de agua durante diez días a Tamil Nadu, una decisión que provocó protestas de campesinos en Karnataka, que dicen no tener agua para regar sus campos. El gobierno regional –indica el cable citado por Aristegui Noticias– apeló la decisión judicial y muchas escuelas, oficinas y negocios cerraron en Bangalore, mientras grupos de hombres jóvenes deambulaban por las calles atacando propiedades de gente de Tamil Nadu.
El tema saltó a la agenda de la información internacional ya que uno de sus epicentros es la ciudad de Bangalore, considerada la capital tecnológica de India. Allí tienen su sede los principales centros de estudio e investigación del país, así como varias empresas de software, por lo que se le conoce como el “Silicon Valley de India”. Esta denominación tomó fuerza desde que en 2006 apareció en un artículo del diario estadounidense The New York Times. Era el resultado de una política de treinta años de fomento del sector. Además de producción de software, en el lugar hay centros de ingeniería aeroespacial, telecomunicaciones e industria militar. No es de extrañar entonces que los ojos del mundo exterior se coloquen en ese conflicto hídrico que, de estar ocurriendo entre otros dos estados indios, con menos intereses económicos en sus calles, pasaría casi inadvertido para Occidente.