“¿Las caricaturas son tuyas o también las plagiaste?”, le increpaba el periodista Diego Brancatelli, el año pasado en el programa televisivo Intratables, al caricaturista Cristian Dzwonik (“Nik”, autor de las tiras de Gaturro). Lo que Brancatelli verbalizaba violentamente, y seguramente movido por rencillas personales, era en realidad un secreto a voces, una realidad que para entonces ya no se le escapaba a nadie del ambiente: Nik incurrió reiteradamente en plagios, copias textuales y a veces cuadro a cuadro, no de caricaturistas remotos o desconocidos, sino de artistas de la talla de Quino, Fontanarrosa, Rudy y Daniel Paz. Dicho de otra forma, Nik les robó ideas a los más reconocidos caricaturistas del vecino país, y sobre su persona recaen docenas de acusaciones de plagio.
Ahora en varios medios argentinos apareció la noticia de que la Feria Internacional del Libro de Lima (Perú) canceló la participación de Nik. Estaba previsto en primera instancia que el jueves 28, en la sala Blanca Varela-Bbva, tendría lugar el encuentro “Nik de Gaturro” y que al día siguiente estaría presente en la charla “Trazos y trama”.
Si bien la organización del evento señala que su baja del programa se debió a un “tema interno”, poco antes había trascendido un comunicado firmado por humoristas y dibujantes peruanos en el que trasmitían su desacuerdo con la llegada del argentino: “lamentamos la presencia del dibujante Cristian Dzwonik, ‘Nik’, como invitado destacado de la Feria Internacional del Libro 2016, por ser un personaje que degrada el oficio de dibujante con lo que consideramos plagios a otros autores. Lamentamos también que un vocero de la feria haya minimizado los cuestionamientos a Nik expresando que ‘en el mundo de los egos siempre hay pleitos. No tiene ninguna sentencia judicial ni nada parecido’. Con tales argumentos se pretende hacer pasar como problemas personales lo que es una reivindicación del respeto al trabajo ajeno y a la ética del oficio, asuntos que no necesitan de una sentencia judicial para ser discutidos y afirmados”.
El diario El Comercio especula sobre si la presión del gremio llevó a que la Feria del Libro cambiara de idea, o si fue el mismo Nik el que prefirió no enfrentarse a sus colegas limeños. Como fuere, la siembra a la que se abocó el historietista durante años pareciera estar convirtiéndose en cosecha.