“Aquí se colgará a los delincuentes, fumones y violadores. Los quemaremos vivos”, advierte un letrero metálico ubicado en el barrio El Pino, en el distrito La Victoria, Perú. Debajo del cartel cuelgan unas cadenas, y como registró América TV, en 2012 se ató allí a un ladrón y se lo azotó públicamente. El letrero y las cadenas fueron instalados por los vecinos del barrio como una respuesta a la inoperancia de las autoridades, y están allí desde el año 2001 para utilizarse en estos casos, sin que nadie se digne a quitarlos.
“Ratero, si te agarramos no vas a ir a la comisaría, te vamos a linchar. Nosotros no llamamos a la policía, ni al serenazgo, porque tenemos lo que ponen las gallinas”, avisa otra gran pancarta disuasiva colgada en las calles de Huancayo, capital de Junín. Y es que bajo el lema “Chapa tu choro” (agarrá a tu ladrón), una iniciativa de Facebook se viralizó hasta convertirse en una auténtica campaña en las redes sociales, al punto de que han surgido más de un centenar de páginas y grupos que se hicieron eco de ella, llamando a la ciudadanía a hacer justicia por mano propia y castigar violentamente a los delincuentes. Estas iniciativas suelen ser eliminadas por Facebook al poco tiempo de salir, pero en todo momento puede verse alguna similar (basta introducir en cualquier ocasión “Chapa tu choro” en la búsqueda de Facebook para dar con una nueva). Algunos de los nombres más llamativos que han aparecido son “Chapa tu choro y línchalo”, “Chapa tu choro y báñalo en sangre” o “Chapa tu choro y déjalo cuadripléjico”. Contra los muros son proyectados videos en los que se registran las palizas y maltratos a los que son sometidos los delincuentes en medio de la calle. Los muchachos son pateados y apaleados, o desnudados a la vista de todos y obligados a llevar carteles que dicen “Soy ratero” o algo similar.
La movida tuvo gran repercusión en el país, principalmente en Lima, pero lo curioso del asunto es que se conoce la autoría de la campaña original. Fue impulsada por la periodista de Huancayo Cecilia García Rodríguez, quien desde entonces se ha vuelto todo un fenómeno mediático. En una entrevista con un diario de su localidad admitió su interés en postularse como candidata del partido fujimorista Fuerza Popular. Para colmo, el alcalde de San Juan de Miraflores, Javier Altamirano, del Partido Popular Cristiano, manifestó públicamente su apoyo a la iniciativa, y aseguró que la acción popular puede ayudar a “disciplinar” a los delincuentes. Señala que la indignación generalizada tiene pleno sentido, vista la ineptitud del Ministerio del Interior del gobierno de Ollanta Humala para combatir la delincuencia en el país.
Según un estudio de la agencia independiente Usaid sobre crimen, corrupción y justicia popular, cerca de 30 por ciento de los peruanos están de acuerdo con hacer justicia por mano propia. La encuesta “Lima, cómo vamos”, de 2014, señala que 82 por ciento de su población considera que su calidad de vida se ve afectada principalmente por el factor delincuencia. Si bien los linchamientos públicos no son algo específico de Perú, y hay pocos países latinoamericanos que pueda decirse que se encuentran completamente libres de ellos, esta campaña parece estar generando olas, y los episodios de “Chapa tu choro” (así los etiquetan los portales informativos) son material diario de la crónica roja. El 16 de setiembre dos presuntos delincuentes fueron atados con alambres, apaleados y prendidos fuego en Huánaco. El 9 de octubre en la provincia de Acocollo dos muchachos fueron golpeados hasta la muerte tras asaltar una reunión vecinal y robar fondos comunales. Pocos días antes, en Chanchamayo, una turba confundió a un muchacho de 25 años con un delincuente, fue atado a un poste y torturado por más de tres horas. El chico tuvo que ser hospitalizado con lesiones graves, y su tía, abogada, inició una demanda penal contra Cecilia García Rodríguez por apología del delito. Lejos de disculparse, la periodista reafirmó ante cámaras su posición original: “No temo ir a la cárcel por causas justas, no temo ir a la cárcel por no haber cometido ningún ilícito. Mis manos no están manchadas de sangre. Yo seguiré adelante, confiando en que la única forma en que debemos hacerle frente a este gobierno es con valor y sin temor”.