Desde un enfoque filosófico podemos decir que la fotografía se sitúa como una máquina simbólica capaz de articular un sinnúmero de discursos y orientaciones, superando su noción como simple registro mecánico. Es una tesis que se opone a la teoría del realismo, y nos da testimonio de un cierto programa ideológico. Uno de sus máximos exponentes, el catalán Joan Fontcuberta, dice que el dominio de la fotografía se sitúa más propiamente en el campo de la ontología que en el de la estética, ya que su historia puede ser contemplada como un diálogo entre la voluntad de acercarnos a lo real y las dificultades para hacerlo. Esto se debe a que durante décadas la función de la fotografía ha sido proporcionar verdades visuales sobre el mundo. “Toda fotografía es una ficción que se presenta como verdad...
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