A diferencia del carácter laxo, polisémico y en ocasiones arbitrario de ciertas palabras, los números imponen siempre una certeza sobre el fenómeno que señalan. La precisión de una cifra se afirma en la convicción que determina cada dígito, y allí donde un vocablo se disgrega o titubea, la expresión numérica se vuelve firme, imperturbable. Cuarenta años pasaron de la salida de la dictadura cívico-militar y del regreso a la democracia en Uruguay, y aunque el número ha sido escrito en esta oración bajo la forma de una palabra y no en su dígito doble, redondo, la contundencia del hecho es incuestionable. Cuarenta años es un montón de tiempo para el contexto de una vida (media existencia, con suerte), pero representa muy poco, una nadería, en el devenir de la civilización. Por esa razón, ademá...
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