En España, los espectadores pudieron volver al cine hace meses, pero desde entonces, sin embargo, extienden sus quejas por la mala calidad de las películas estrenadas en las salas comerciales. Y es que, luego de haber pasado por un largo período de clausura, los complejos cinematográficos deben lidiar con aforos limitados y con una oferta cinematográfica difícil. La industria de Hollywood ha dejado de apostar a tanques multimillonarios y ha virado sus inversiones hacia las plataformas de streaming, dejando para el cine producciones medianas y, en su mayoría, rutinarias. Las salas recurren a ellas como en un manotazo de ahogado y se conforman con difundir esta resaca hollywoodense: una programación mayoritariamente mediocre y repetitiva. En Argentina, los cines reabrieron hace tres semanas y repiten este esquema; en nuestro país los estrenos anunciados para el cine comercial en los próximos días reproducen lo mismo, por lo que el futuro inmediato de la programación en salas se augura terrible. Por fortuna, aún subsiste la Cinemateca.
REFRITOS Y MÁS REFRITOS
Remakes, reboots, spin-offs, secuelas, precuelas, crossovers; cada vez son más frecuentes las etiquetas que Hollywood coloca para disimular lo que es evidente desde hace ya bastante tiempo: todo es una copia, o una copia de una copia, en una cúspide de la autofagia por la cual la industria pareciera carecer totalmente de ideas nuevas y regurgitar y lanzar al mercado el mismo producto una y otra vez. Varios de los títulos son elocuentes: Rápidos y furiosos 9, Godzilla vs. Kong, Cruella, Tom y Jerry, Un lugar en silencio 2, Space Jam, El conjuro 3, Escuadrón suicida 2, Mortal Kombat. Claro que si la premisa es apelar a un público conservador, que guste de la nostalgia rancia, de un cine predecible, irreflexivo y carente de sorpresas, la propuesta puede ser válida. Y no se puede negar que hay bastante talento artesanal en alguno de estos títulos, sobre todo en Cruella y en Un lugar en silencio 2, sin embargo, está claro que ni el uno ni el otro tienen nada novedoso para ofrecer.
De todas maneras, también tendremos acceso en pantalla grande a algunos títulos más dignos. Quienes no tuvieron la oportunidad de ver la oscarizada El padre podrán apreciar una película intensa, envolvente y brillantemente lograda –mención aparte a su brutal diseño de producción–, sumamente elocuente respecto a la temática de la vejez y la senectud, con –una vez más– una descomunal interpretación de Anthony Hopkins. Otra película diferente de las del paquete es la española Explota explota, dirigida por el uruguayo Nacho Álvarez, una comedia musical colmada de canciones de la recién fallecida Raffaella Carrà. La película obtuvo una buena acogida crítica en España: fue destacada como una película entretenida, liviana pero agradable y sin pretensiones. Si resulta verdad que la muerte es el mejor espónsor, tal vez este filme logre una imprevista convocatoria.
EL CINE QUE NECESITAMOS
La reapertura de Cinemateca supone, para el cinéfilo uruguayo, una vuelta a la vida, a ese oasis de cine diferente y de calidad que, desde la mudanza al Nuevo Complejo Cinemateca, puede verse hoy en salas equipadas con la mejor calidad de imagen y sonido. Cinemateca retoma la programación que había sido interrumpida en su último período de actividad con la ingeniosa comedia minimalista De repente, el paraíso, en la que el director Elia Suleiman recorre Europa relacionándola con su Palestina natal. También se proyectarán Sinónimos, de Nadav Lapid, una película cargada de significación y de críticas a los Estados francés e israelí, y el documental Prazer, camaradas!, del realizador portugués José Filipe Costa, sobre el choque cultural y la modernización forzada en el Portugal posterior a la Revolución de los Claveles. Asimismo, se recupera el ciclo dedicado al centenario de Astor Piazzolla y se inicia una retrospectiva del director francés Bertrand Tavernier. Muy pronto, también podremos asistir a ciclos de cine sueco y del director ruso Andrei Tarkovski.