Dale tu mano al bisonte - Semanario Brecha

Dale tu mano al bisonte

Muchos adultos dibujamos como niños porque el desuso de la mirada selectiva nos transformó en analfabetos representacionales, sostiene María de los Ángeles Martínez, esta artista plástica maragata de trayectoria internacional y autora del libro “La experiencia de lo visible en el marco del bachillerato artístico”.

María de los Ángeles Martínez / Foto: Gentileza Homero Pugliese

—¿Qué reflexiones precedieron al libro?

—Nace en el marco de un año sabático que me otorgó el Consejo de Educación Secundaria en 2008, e incluí la referencia a los bachilleratos artísticos en el título porque fue concebido como un aporte a la oficialización de esa orientación en el liceo de San José, en 2007, experiencia en la que tuve el placer de participar y trabajar. Por años esperamos, a nivel local, una orientación que contemplara vocaciones e inquietudes humanísticas, aparte de las científicas y biológicas.

—Un desembarco de educación artística.

—Trabajé años en expresión plástica infantil y adulta y, según lo veo, el problema de la educación artística hunde sus raíces en la etapa escolar, cuando el desarrollo de la expresión gráfica natural del niño sufre la irrupción de otros lenguajes, la lectoescritura, la comunicación verbal, que van relegándola hacia una existencia episódica. Y cuando llega la etapa liceal, las asignaturas que aparecen como ideales para restaurarla y potenciarla, como dibujo y comunicación visual, están diversificadas en tantas líneas y conocimientos a impartir –dibujo técnico, dibujo de observación, etcétera–, que tampoco hay espacio, tiempo ni ganas de explorar relaciones entre la expresión plástica y la personalidad. La instalación de los bachilleratos artísticos apuntó a subsanar parte de estas carencias, y mi libro argumenta en la misma dirección.

—Apoyándote, intuyo, en una visión crítica.

—Claro, porque cuando comencé a trabajar con el programa del bachillerato artístico, noté hasta dónde estaba informado por perspectivas originadas en los centros hegemónicos de producción teórica, como Estados Unidos y España. Nos acostumbramos a acatar como verdad revelada la concepción dis-ciplinar estadounidense o la narrativa española, subestimando y de-
sechando experiencias uruguayas de alto valor en educación formal y no formal, que imbrican pensamiento y obra de figuras como Joaquín Torres García, Dumas Oroño, Jesualdo, Juan Fló. Si coincidimos en que es imposible hablar de arte sin precisar la concepción que sobre él manejamos, ahí están los desarrollos de Juan Fló, por ejemplo, que permiten acceder a una historia biológica del arte en la que nos descubrimos, como seres humanos, con capacidades expresivas innatas.

—¿Más allá del lugar donde nacemos y de nuestra situación económica?

—Más allá de todo, porque es el arte como herramienta de autorreconocimiento, de intuición y de vínculo con lo lúdico, lo gestual, lo físico. En el libro amplío este punto apoyándome en autores como John Matthews, que investigó por qué los niños dibujan como dibujan y el proceso perceptivo de Cézanne, su manera única de registrar, en un plano, cómo veía lo que veía. Y conste que a Cézanne lo acusaban de no saber dibujar.

—Pero es un hecho que hay adultos que dibujan como niños.

—Por supuesto, pero no por incapacidad sino porque, como te decía, en su etapa de escolarización la habilidad representacional innata fue desplazada por la necesidad de atender e incorporar otros códigos de comunicación y simbolización. Traemos esta habilidad desde las cuevas del arte primitivo, cuando grabábamos, tiñéndola con sangre de animales o carbón, nuestra mano en la piedra. No era una mano real, ni dibujada, pero todos la reconocemos como mano porque sustituye, con eficacia, al elemento de referencia. El bisonte de la pared de piedra tampoco es real pero maravilla comprobar que le bastaron cuatro líneas, a quien lo realizó, para que lo identifiquemos como bisonte.

—Hablás, en el libro, de la mirada como actitud; ¿qué alcance das a ese concepto?

—Invito a mirar más allá de la superficie de las cosas, para aprender a conocer y conocernos mejor.

—¿Cómo llevo a la práctica esa sugerencia?

—Todo hábito es conquistable mediante ejercicio. Y siempre es posible ejercitar una mirada selectiva, crítica, relacionadora de elementos en función de la toma de decisiones. Es lo que hace, o debe hacer, un cirujano, un escritor, un cineasta y todos nosotros, inmersos en este mundo de información vertiginosa; acostumbrarnos a mirar con ojos hermenéuticos, porque ver es interpretar.

—Si fuera tu alumno y estuviéramos, ambos, observando por esta ventana, ¿qué ejercicio de mirada hermenéutica indicarías?

—Tenemos allí un árbol con múltiples hojas. Te pediría que dibujaras en un papel tres hojas que me muestren cien.

 

  1. La experiencia de lo visible en el marco del bachillerato artístico, por Ángeles Martínez, disco compacto editado por el Consejo de Educación Secundaria en 2009, con opciones de lectura en PDF y en presentación interactiva, disponible en todos los liceos con bachillerato artístico del país.

 

 

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