Debajo del cielo, encima del mundo - Semanario Brecha
Coro Panambí

Debajo del cielo, encima del mundo

Uruguay siempre fue un país de coros. En las últimas décadas, esa concepción general se ha diversificado, y hoy pueden encontrarse grupos de todas las características y búsquedas. El coro Panambí tiene las propias. El martes 29 de noviembre las pondrá en escena, en el Teatro El Galpón, a través del espectáculo Bitácora.1  

DIFUSIÓN, SOPHIA GRAF

La palabra panambí proviene de la lengua guaraní y significa ‘mariposa’. A su vez, el nomenclátor de algunos territorios donde buena parte de estos grupos nativos transitaron determinó que dos municipios, uno en Brasil y otro en Argentina, se llamaran Panambí. En nuestro país, ningún municipio tiene ese nombre, pero sí un coro de mujeres. Nació hace siete años y vivió una profunda transformación, recientemente, que implicó cambios en su estructura, repertorio, identidad y razón de ser. Hoy Panambí se define como un colectivo feminista artístico, que pretende ser instrumento de aporte para expandir conciencia de género. La herramienta primaria está en las voces y las canciones, pero este proyecto busca poner el cuerpo en un lugar poco recurrente en el ámbito del mundo coral hasta hace no hace tanto. La directora de Panambí, Cecilia de los Santos, entiende que la transmisión desde el canto no solo se realiza a través de la voz, sino desde una integralidad corporal. «Como cantoras, somos nuestro propio instrumento y ponemos el cuerpo al servicio de la música por completo. No solamente nos interesa mostrar un lindo arreglo, sino que nuestro canal expresivo es el todo. El canto colectivo es una de las cosas más potentes que he experimentado en relación con la música y, cuanto más cuerpo le ponemos, más potente es, y la experiencia es hermosa. Conectar con el cuerpo es conectar con el disfrute, con otros cuerpos, con el baile, con el movimiento, que tiene que ver con ese canal más completo», comenta. Cecilia no tiene una formación clásica en arreglos corales, ocupa un rol que se fue decantando dentro del proceso de cambios, y trabaja con las voces de sus compañeras desde el ensayo y el error. Sobre las características del coro, en cuanto a rangos de alturas, tiene claro que las posibilidades son determinadas cuando las voces son solo femeninas –del mismo modo que cuando son solo masculinas–. En el caso de Panambí, hay un tipo de voz grave que naturalmente no está. A partir de esta circunstancia, para la directora el desafío está en investigar lo arreglístico para dividir las funciones: «Somos un coro que canta mucho a capela, entonces hay momentos en que algunas cuerdas se dedican a cantar las melodías y otras a acompañar. Después tenemos arreglos de todas cantando juntas las melodías, a menos cantidad de voces y tratando de generar una estética de bloques, porque las alturas están bastante cerca. Se le busca la vuelta, las posibilidades son muchas, intentamos jugar con eso y descubrir otras sonoridades. Para mí, es muy lindo arreglar para coro femenino, porque siento que es un instrumento que conozco y puedo experimentar en carne propia. A veces, para un coro mixto se me hace más difícil».

En El Galpón habrá 50 mujeres en escena, entre las 30 que integran el coro e invitadas, «especialmente elegidas para acompañar a este grupo a tejer la trama», tal cual anuncia la presentación de Bitácora. El repertorio se fue elaborando de a poco y, casi en su totalidad, está formado por canciones de compositoras latinoamericanas que reflejan las peripecias de la mujer en el continente: «Desde “María Landó”, que dedicaba su vida al trabajo para poder tener un sustento, hasta Natalia Doco, que augura tiempos de gozo, disfrute y libertad con su conjuro de “El buen gualicho”». El recorrido de canciones abarcará distintos momentos históricos, desde Violeta Parra, pasando por Lila Downs, hasta la argentina Natalia Recalde, quien brilla en la actualidad. Esa línea de tiempo y espacio también permite, desde las ganas, que puedan interpretarse composiciones de cercanía cotidiana, como algunas realizadas por las jóvenes Clarisa Roldán e Isabella Acerenza, integrantes de Panambí.

1. A las 21 horas. Entradas en Tickantel. Con la participación de Sara Sabah, Ana Prada, Giselle Graside, Coralinas, Erika González en guitarra, Lucía Gayo en violín, Lucía Hazi, Mariana Puchet y Valentina Bique en percusión, Mayrim Gutiérrez, Daniela Correa y Gisela Zamora como bailarinas.

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