Y queda la memoria
Corren tiempos en que los medios conceden escasa importancia al fallecimiento de las figuras del mundo del teatro –y del cine– que llevaron a cabo su tarea con creces en décadas pasadas. El olvido de algunos, el menoscabo de varios y la ignorancia de los otros hacen lo suyo entonces para que un director de primerísima línea como Leonardo Favio fuera apenas reconocido por algunos como cantante y que el nombre de Olga Zubarry, una actriz sincera y diferente que el cine argentino no siempre supo apreciar, no sea destacado en profundidad. En este año que llega a su fin, tres figuras de esta orilla del Plata hicieron asimismo mutis aunque, en el caso de Raquel Seoane, el deceso haya ocurrido en México. Luego de una larga carrera y militancia en El Galpón de Montevideo, oblig...
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