Así lo maté, Parientes perversos, Vecino asesino, Dementes, Cara a cara con las mujeres asesinas, Casadas y armadas, Pecados mortales, Motivos para matar. Lindos títulos. El que piense que es parte de alguna colección vieja, llena de polvo y con páginas amarillentas de Pulp-fiction, estará equivocado. Es parte de la programación del canal de cable nacido en 2008, Investigation Discovery (Discovery ID), filial de Discovery Networks.
Con historias de la vida real –relatadas a través de entrevistas, documentos y recreaciones– la programación consiste en 24 horas dedicadas pura y exclusivamente a programas de “crimen verdadero”, como les gusta denominarlo en la cadena, o “porno de asesinatos”, como lo nombraron en la serie South Park.
Año tras año los espectadores observaban cómo se remplazaba a los Ted Bundy del mundo por mujeres asesinas de sus maridos, sea en defensa propia o porque venían del mismo planeta que Aileen Wuornos. Discovery ID es dueño de esas historias, con más de 700 horas de programación exclusiva por año. El resultado: millones y millones de dólares que entran, y pocos que salen, debido al bajo presupuesto de las producciones.
Discovery ID presenta asesinatos y violaciones, pero no se acerca ni de lejos al gore. Y eso tiene su explicación. El canal cuenta con un público definido: las mujeres de 24 a 54 años –65 por ciento de sus espectadores–. Su escalada de éxito ha sido fugaz; en Estados Unidos se posicionó como uno de los cinco canales más vistos por esa franja.
Consultada por el New York Times, Lisa Kort-Butler, profesora de sociología de la Universidad de Nebraska-Lincoln, estudiosa del crimen y la justicia en los medios, afirma que si bien las audiencias se ven atraídas hacia este tipo de contenidos por la clásica lucha entre el bien y el mal, los crímenes presentados no son los comunes para estas sociedades. En comparación, se dan en un muy bajo porcentaje: “Estos programas son infotainment, cuentos morales entretejidos con (des)información sobre el crimen y el proceso judicial”.
Las razones por las cuales las féminas se envician con este tipo de programación son inciertas. En 2010 un estudio de la publicación Social Psychological and Personality Science afirmaba que las mujeres se inclinaban más que los hombres por los libros sobre crímenes, por su instinto de supervivencia. Si conocían más sobre los motivos y la manera de operar de los asesinos, más posibilidades tendrían de defenderse. Los autores del estudio, Amanda M Vicary y R Chris Fraley, confirman que “las mujeres, comparadas con los hombres, tienen un mayor miedo al crimen, a pesar del hecho de que son menos propensas a convertirse en la víctima”. Otros discrepan con esto y prefieren brindar explicaciones como que las hace sentir seguras, participantes e importantes a la hora de resolver un caso. Aun a quilómetros y desde el sofá, más listas que los detectives profesionales