Los de ahora llevan los libros en mochilas y carritos de feria. Los de antes lo hacían en una o dos valijas de cuero. De ahí deviene el apodo valijero, pero lejos de su actual acepción vinculada a causas de corrupción. Ellos no cargan dinero, sino autores y anécdotas acumuladas en el día a día de su oficio.
El trabajo de los valijeros, también conocidos como libreros, es en sí una actividad comercial, aunque, por su perspectiva histórica, tiene mucho de oficio. Los oficios requieren el desarrollo de la habilidad manual y el esfuerzo físico. Por lo general, conllevan el uso de herramientas específicas y secretos, porque, detrás de ese movimiento simple, hay mañas, técnicas y conocimiento heredado. «Tras cada uno hay una genealogía de seres humanos que aprendió de sus mayores y de sus errore...
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