Qué problema cuando los premios no son solo premios, sino señales arrojadas a la opinión pública, gestos que siempre terminan resultando equívocos, sobre todo cuando la artista premiada tiene una sostenida militancia política denunciando un día sí y el otro también al régimen iraní por el encarcelamiento, la tortura y la muerte de artistas y militantes, pero se le otorga un premio en medio del genocidio en Gaza, la escalada del conflicto en Oriente Medio y las primeras acciones bélicas directas y desembozadas en los últimos 40 años entre Irán e Israel. Qué complejo cuando a una artista que se ha expresado en la historieta, el cine y la pintura no se le otorga el premio de las Artes por alguna de sus obras, ni el de la Concordia por su labor por los derechos humanos, sino el de Comunicación...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate