Dinero de la Cia terminó en arcas de Al Qaeda - Semanario Brecha

Dinero de la Cia terminó en arcas de Al Qaeda

Decenas de millones de dólares, tal vez más (no hay contabilidad citable), para comprar aliados, pagar secretos y subvencionar la siempre sedienta corrupción, revela la investigación de Matthew Rosenberg para The New York Times.

“Dios nos bendijo con una buena suma de dinero este mes”, escribió en junio de 2010 quien actúa de gerente general de Al Qaeda, Atiyah Abd al-Rahman, a Osama Bin Laden. El dinero, especificó, sería usado para comprar “buenas armas” y gastos operativos.

Bin Laden pidió cautela: podría haber radiación o veneno entre los billetes, o aun la posibilidad de que el envío fuera monitoreado desde el aire. Y la limosna era demasiado grande como para no desconfiar, santidad aparte: “Parece un poco extraño porque en un país como Afganistán no es habitual que paguen este dinero por uno de sus hombres”. Preguntó si el secuestrado era familiar de un alto jerarca. Sí: Abdul Khaliq Farahi es yerno del mentor del hoy ex presidente Hamid Karzai y estuvo cautivo dos años, interrumpiendo su meteórico ascenso en la diplomacia afgana.

Cinco millones de dólares pagos con el dinero –envuelto en plástico, maletas o mochilas– que la Cia entregaba mensualmente al palacio presidencial desde hacía más de una década. Suman decenas de millones de dólares, tal vez más (no hay contabilidad citable), para comprar aliados, pagar secretos y subvencionar la siempre sedienta corrupción. Afirma la investigación de Matthew Rosenberg para The New York Times que con el nuevo presidente que asumió en setiembre, Ashraf Ghani, el flujo disminuyó pero no cesó. “Lo llamábamos ‘dinero fantasma’”, dijo al periodista Khalil Roman, el hombre de la valija de Karzai. “Entraba en secreto y salía en secreto.”

Las cartas intercambiadas estaban en los discos duros secuestrados en el asesinato de Bin Laden en 2011 en Abbottabad, Pakistán, material clasificado desde entonces, que se dio a conocer en marzo en el juicio a Abid Naseer por apoyar el terrorismo y conspirar para poner una bomba en un centro comercial británico.

Hoy un jerarca militar de Estados Unidos que declara en la investigación se refiere a esta jugosa fantasmada como “la mayor fuente de corrupción de Afganistán”. El resultado, señaló, era que el dinero engrasaba el funcionamiento de las mismas redes que se supone que tanto trataron de destruir para terminar en manos de sindicatos del crimen. Y al menos esta vez, proporcionándole recursos a su enemigo.

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