Duelo de titanes - Semanario Brecha

Duelo de titanes

“El crédito”: el director Mario Morgan toma esta pieza del reconocido autor catalán (que fue éxito en Barcelona y Madrid) y recurre a dos grandes humoristas de nuestra escena: Franklin Rodríguez y Jorge Esmoris, que por primera vez juntos nos brindan este duelo de titanes.

Foto difusión.

Hay mucho de original en esta pieza de Jordi Galcerán (autor de la exitosa El método Gronholm). Que el disparador de una comedia hilarante sea la solicitud de un crédito en una institución bancaria parece imposible. Y que el desarrollo de la acción se maneje en el mismo espacio (el despacho del gerente) y sólo con la interacción de dos personajes también parece una tarea difícil. El director Mario Morgan toma esta pieza del reconocido autor catalán (que fue éxito en Barcelona y Madrid) y recurre a dos grandes humoristas de nuestra escena: Franklin Rodríguez y Jorge Esmoris, que por primera vez juntos nos brindan este duelo de titanes.

Hacer reír siempre es un desafío para el actor de teatro. En este caso lo es aun más intentar quebrar el hielo con diálogos que rondan temas como la negociación, el pedido de dinero, la solvencia y la garantía. El éxito del texto radica en su construcción del imposible y el manejo de la sorpresa que redirecciona constantemente el devenir hacia resoluciones hilarantes e inesperadas. La dupla Rodríguez-Esmoris logra convertirse en eso: un dúo perfecto que construye los polos opuestos (y no tanto) necesarios para instalar la comedia. Morgan logra marcar las diferencias entre los personajes en su trabajo gestual, los modismos verbales y mucho de acción física, diseñando cuidadas coreografías en los movimientos de los personajes que acompañan los vaivenes de la negociación.

Esmoris encarna el personaje que solicita un préstamo con escasas garantías y mucha necesidad. Pronto se transforma en el mejor exponente de la viveza criolla y demuestra que su mejor virtud es la dialéctica y la seducción. Franklin es el gerente del banco que debe negar el préstamo al solicitante y luego soportar las consecuencias de esta negativa. Como el yin y el yang, esta dupla funciona a la perfección en las tablas. Diálogo tras diálogo despiertan la risa de la platea y logran altos puntos de humor en algunas coreografías que acompañan momentos de un real absurdo del texto. Sólo dos grandes actores, con gran oficio, sortean algún inconveniente sonoro desde la platea (como ocurrió en la función que se reseña) y lo vuelven parte de la pieza transformándolo a su favor y potenciando la comedia. Es que hay mucha trayectoria a cuestas que se refleja en lo que entregan a su público. Casi “de taquito” estos dos titanes devoran el texto y lo devuelven con humor asegurado. Para quienes gustan del género la invitación queda hecha.

Artículos relacionados