Banqueros que auguran el fin del capitalismo salvaje y la llegada de un Estado más “maternal”; ministros liberales que no hacen ascos a las nacionalizaciones; gobiernos ajustadores que anuncian planes de gastos millonarios… Sin embargo, detrás de apariencias e ilusiones, la nueva normalidad aún no se aleja mucho de la vieja.
Sucede a
menudo en ocasiones de grandes crisis: el Estado toma
sus armas de caballero y a capa y espada sale a escena a dar la cara. Cuanto
más grande era antes de la crisis, más dinero podrá poner el valiente para
salvar también a quienes antes querían achicarlo, adelgazarlo, vaciarlo, y
volverán a querer hacerlo cuando todo pase y la “nueva normalidad” se instale,
tan parecida ella a la vieja.
Un escenario así se está viendo
ahora. En casa (véase contratapa de Brecha...
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