El director Roman Polanski ya cumplió los 83 años. Pero está claro que los hechos sucedidos la noche del 10 de marzo de 1977 en Santa Mónica, Los Ángeles, nunca le darán paz.
El veterano cineasta había sido llamado a presidir este 24 de febrero la ceremonia de los premios César, máximos galardones dedicados al cine francés. Pero su nombramiento por parte de la Academia de las Artes y Técnicas del Cine de Francia suscitó un boicot por parte de organizaciones feministas, dispuestas a apostarse junto a la entrada de la sala Peyel, de París, donde se celebran los premios. El colectivo Osez le Feminisme! lanzó también una recolección de firmas para la destitución del cineasta, y en apenas unos días superó los 60 mil apoyos.
A raíz de estas protestas, Polanski debió renunciar a presidir la gala. El escándalo sexual ocurrido hace cuatro décadas, a raíz de que a los 43 años drogó y violó a Samantha Geimer siendo ella una adolescente de 13 años, resurge periódicamente, y a veces con fuerza inusitada.
Durante aquel fatídico año de las acusaciones el cineasta negó su accionar, pero al poco tiempo cambió de estrategia y se declaró culpable. Fue entonces encarcelado por 47 días, pero cuando se enteró de que debía enfrentar la pena máxima, 50 años, huyó hacia París. Considerado desde entonces un prófugo de la justicia, y a pesar de que en 1994 una nueva ley estableció una pena máxima de cuatro años, el cineasta continuó negándose a comparecer ante los tribunales y no ha vuelto a pisar suelo estadounidense. Luego tuvo múltiples dificultades, como cuando en 2009 fue arrestado al viajar a Zúrich y puesto en prisión preventiva por la misma causa.
Otro caso que suele olvidarse es el que involucró a la actriz británica Charlotte Lewis. Según sus declaraciones, cuatro años después de haber sido sentenciado por sus crímenes, y cuando ella tenía 16 años, en una audición para el rodaje de la película Piratas, Polanski le habría dicho: “Si no sos lo suficientemente adulta como para tener relaciones conmigo, tampoco lo sos para tener una prueba de cámara”. Lewis habría accedido en su momento, y sería violada “de la peor forma posible” por el cineasta, en su departamento en París. Aun con esta desigualdad de años y de poder, ambos continuaron un affaire durante meses.