El fantasma del viraje - Semanario Brecha

El fantasma del viraje

En su primer encuentro con el embajador de Estados Unidos, Mujica bromeó sobre China, habló de su pasado guerrillero y se ofreció para “aceitar” el vínculo de Washington con otros gobiernos de la región. Hillary Clinton pidió a su representación diplomática que averiguara con algún “informante de la campaña” si el candidato del fa viraría hacia una “agenda radical”. Al menos así surge de los cables de Wikileaks.

En una comunicación firmada por la secretaria de Estado Hillary Clinton, el gobierno estadounidense solicita a su embajada en Montevideo información sobre los candidatos presidenciales. La primera pregunta de Clinton es si alguno de los contendientes de 2009 “ha comentado en forma reservada si sienten afinidad o quieren emular alguna otra administración en la región”. También quiere saber lo que Vázquez ha dicho “privadamente” acerca del triunfo de José Mujica sobre Danilo Astori en las elecciones internas, y si algún “informante de la campaña” ha expresado si Mujica piensa volcarse hacia “el populismo” o hacia una “agenda radical” en caso de resultar electo.

Unos días después, el 26 de julio de 2009 llega la primera respuesta. En un cable de seis párrafos firmado por el consejero de Asuntos Políticos Alfred Schandlbauer, el diplomático asegura que el candidato del Frente Amplio le dijo que “Estados Unidos puede contarlo como amigo”. Siempre según Schandlbauer, Mujica le habría dicho que dado que cuenta con “acceso” a líderes del hemisferio “que tienen relaciones difíciles con el gobierno de Estados Unidos”, estaría dispuesto a “actuar como intermediario” entre Washington y esos líderes “de ser necesario”.

Cuando se pasa de leer el sumario a leer el resto del cable queda la sensación de que tal vez el diplomático estaba buscando ganar algunos puntos con sus superiores, ya que la charla no ocurrió “entre gallos y mediasnoches” sino en un almuerzo en la residencia del embajador estadounidense y en presencia de Danilo Astori. Fue en ese marco y ante una pregunta directa del anfitrión que ambos dijeron lo obvio (“la relación con Estados Unidos es de importancia fundamental” para Uruguay) y que Mujica hizo su declaración de amistad. Schandlbauer cuenta que luego, de manera espontánea, el candidato presidencial relató su pasado guerrillero y sus años en prisión. Fue después de esa contextualización histórica que Mujica dijo que podía facilitar el vínculo entre Estados Unidos y los gobiernos de la región. El diplomático utiliza algunas líneas para una precisión idiomática: “Mujica usó el verbo aceitar” (y lo incluyó en español junto a su traducción al inglés) en el sentido de “evitar fricciones”.

La lógica de la postura del entonces candidato parece haber sido meditada y mostrar un esbozo de lo que sería la política exterior de su gobierno, que en ese aspecto no diferiría de la administración anterior. Así como ve esencial la relación de Uruguay con Estados Unidos, también entiende importante que los demás países del área la tengan. La narración sobre su pasado intercalada entre la declaración de amistad y el ofrecimiento como articulador “para evitar fricciones”, parece haber tenido la intención de poner esa mediación en su justo término y evitar expectativas equivocadas.

SIN TRAJE. Luego de la información supuestamente objetiva, los autores de los cables incluyen un comentario en el que aportan su análisis sobre los hechos reseñados. En este caso el funcionario comenzó su aporte diciendo que esa fue la primera vez “en la memoria de cualquier empleado de la embajada” que Mujica concurrió a un evento de esa representación diplomática. Llegó con su “célebre estilo casual” de vestir, y aunque las noticias indicaron que había encargado “su primer traje” para un encuentro que tendría con el presidente de Brasil Lula Da Silva, no consideró que fuera el momento de estrenarlo y apareció “luciendo un blazer”. Si se mira ese apunte se puede pensar que el consejero intentó trazar un paralelismo entre esa vestimenta “a mitad de camino” entre lo formal y lo informal y el “compromiso a medias” de Mujica con sus anfitriones. Pero si se lo mira en la perspectiva de los otros cables, generosos en referencias a las pasiones gastronómicas o futbolísticas de algún ministro, parece en realidad formar parte de la tendencia de esa legación diplomática a adornar con detalles superfluos una realidad que suele ser avara en revelaciones.

La crónica social de Schandlbauer consigna que el futuro mandatario “apareció algo nervioso” cuando arribó al lugar del almuerzo, pero pronto fue sintiéndose más cómodo y “comenzó a dispensar la sabiduría campechana por la que es conocido”. Si Schandlbauer despertó el interés de Clinton con ese comentario debe de haberlo perdido enseguida, ya que la lección de filosofía de boliche se centró en las dificultades del candidato para dejar de fumar y en su “hobby de cultivar flores”. Nada que no pueda aprenderse en algún café trendy del Upper East Side, debe de haber pensado al leerlo la ex senadora por Nueva York.

Habitual lector de los análisis de la prensa vernácula, el consejero anotó que aunque usualmente se cree que “la dinámica entre Mujica y Astori es fría”, ambos se mostraron “bastante cómodos” en compañía del otro, y “a pesar de sus diferentes estilos y personalidades” parecen estar en “perfecta camaradería”. Entre flores y tabaco, Mujica también se permitió alguna broma sobre la expansión china en la región. Tal vez buscando provocar a sus contertulios, dio por hecho que hay una hegemonía asiática en el horizonte y que tal vez hasta se llegue a añorar “los viejos buenos tiempos” del Tío Sam.

UN CANDIDATO EN EL RUEDO… DE SUS VAQUEROS. Algo menos de dos meses después, tal vez sintiendo que su anterior mensaje no había sido demasiado sustancioso, la embajada vuelve a escribirle a Clinton en referencia explícita a su consulta, esta vez con copia al despacho de la cia. El firmante ya no es Schandlbauer sino la encargada de Negocios Robin Matthewman, quien hace centro en un acto político del Interior tomado como “caso de estudio” sobre la fórmula frenteamplista. Con pocos negocios para cerrar en una Paysandú más somnolienta incluso que Montevideo, Matthewman se detuvo en la diferencia de estilos entre ambos políticos: uno más metódico y formal, el otro “cómodo en el escenario pero proyectando una imagen menos profesional, usando vaqueros con los bajos remangados y tomando mate, un beberaje tradicional, mientras hablaba su compañero de fórmula”. Entrelíneas parecería leerse un pedido urgente de la diplomática a su secretaria de Estado: “¿alguna vez podré escribir desde un sitio donde las campañas electorales no tengan como su punto de mayor fricción que un candidato le llame a otro ‘perro faldero’?”. Matthewman remata su informe diciendo que a medida que se acerca octubre la campaña parece ponerse más intensa, lo que ejemplifica con el comentario que hizo Mujica llamando de esa manera (lap-dog) al postulante a la Vicepresidencia por el Partido Nacional, Jorge Larrañaga.

Un año después la multifacética Matthewman logró su cambio de aire. El 30 de setiembre de 2010 las páginas sociales de El País anuncian que con la presencia de “figuras destacadas del ámbito social, cultural y político” se realizó una cálida despedida a esta funcionaria “que a través de su trabajo en nuestro país se ganó el cariño de muchos uruguayos”. El paquete de cables de que dispone Brecha no llega hasta ese mes de 2010, por lo que no es posible saber si la homenajeada hizo un último servicio a Clinton reportando lo que pudo detectar en el agasajo.

Cabe recordar que Matthewman fue quien despachó el 24 de julio de 2008 un cable secreto sobre el caso Bardesio. Este integrante del Escuadrón de la Muerte fue ubicado ese mes en Buenos Aires luego de una investigación periodística de Brecha. La funcionaria expresó en el cable que “la historia confirmará algunas sospechas uruguayas de que el gobierno de Estados Unidos estuvo activamente involucrado en las tácticas represivas de la dictadura militar”. El despacho –que integra el paquete sobre Uruguay entregado por Wikileaks al diario El País y que fue publicado por ese matutino a comienzos de mes– aporta una confirmación que no es menor: “El oficial de Asuntos Regionales (rao) de Montevideo también confirmó, por contactos en Washington, que Bardesio tuvo algún tipo de conexión con el rao entre 1967 y 1971”. Esas son las fechas en las que el Escuadrón estuvo activo en Uruguay.

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Los cables de Wikileaks

Tal como informó Brecha hace tres ediciones, nuestro semanario llegó a un acuerdo con Wikileaks para procesar los documentos de la diplomacia estadounidense sobre Uruguay correspondientes a 2009 y 2010. Otro paquete del “Cablegate” también en nuestro poder corresponde a cables sobre Brasil anteriores a 2008.

En esa misma edición se anunció que sólo se publicarán aquellos fragmentos de mayor relevancia y debidamente contextualizados. Recordando, en cada caso, que no se trata de hechos comprobados sino de opiniones de los funcionarios de la embajada de Estados Unidos.

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2 millones de dólares

“La única información fuera del dominio público que ofreció Astori fue que la campaña electoral (del Frente Amplio) costaría alrededor de 2 millones de dólares, aproximadamente el mismo monto que gastó Tabaré Vázquez para ganar en 2004”, escribió Schandlbauer en su reporte sobre el almuerzo con la fórmula del Frente Amplio el 23 de julio de 2009.

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