Los funcionarios, avezados en el oficio, tranquilizaron al hombre y le ofrecieron hacer un pacto entre caballeros. Inicialmente le exigieron 5 mil dólares para «solucionar la situación». Y dispusieron un plazo máximo de entrega. De lo contrario, le informaron, incautarían la mercadería y a él lo entregarían a la Justicia. Así funcionaba el crédito de la casa de la Seccional 3.a. Allí mismo, además, le pidieron un adelanto. El hombre no pudo más que recurrir a un amigo, que también acabó embarcado en el asunto. Una vez que llegaron a un acuerdo, los policías insistieron, para sorpresa de ambos, en allanar el domicilio particular del comerciante. Y encontraron –se lo proponían– más productos sin declarar. Doce mil dólares «y acá nadie vio nada», ofertaron luego, ajustando los términos del a...
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