Por su producto bruto el estado de California, el más poblado y rico de Estados Unidos, ocuparía el quinto puesto en el mundo si se tratara de un país. Con sus 40 millones de habitantes es la estrella más brillante de la Unión. Hasta que la Nasa advirtió que se está hundiendo como consecuencia de la mayor sequía en 20 años.
El estado atraviesa su cuarto año consecutivo de sequía, y para abastecerse debe recurrir a las napas subterráneas, que proveen 40 por ciento de su agua fresca. Los datos satelitales de la Nasa revelan que los mayores acuíferos del mundo –allí presentes– están perdiendo agua porque ésta es consumida por encima de su capacidad de recuperación. El valle central de California está calificado como “altamente estresado” por esta situación.
Además del natural impacto económico de la sequía, con su secuela de restricciones en el consumo de agua, el bombeo desde las napas subterráneas ha provocado que los niveles de los acuíferos hayan descendido 30 metros, mientras se derrite la capa de nieve de la Sierra Nevada, que estos días se encuentra al 5 por ciento de sus niveles históricos.
Pero las cosas tienden a empeorar: la misma Nasa advirtió que el agua potable de California se agotará en un año y que en el próximo medio siglo habrá un consistente déficit hídrico, con la posibilidad de que los eventos puntuales de sequía se conviertan en algo permanente, algo que los especialistas llaman “megasequía”, que puede durar varias décadas.
Los estudios apuntan una de las consecuencias imprevistas de la sequía: en algunos lugares del estado la tierra se está hundiendo casi cinco centímetros por mes, lo que pone en peligro la infraestructura construida. En las regiones áridas la tierra se hundió hasta 33 centímetros en ocho meses. No es el único lugar del mundo donde esto sucede, aunque es probablemente el caso más mediático. Pocos dudan que sea consecuencia del cambio climático.